La reina desterrada, Carolina Matilde (1751-1775)
Retrato de Carolina Matilde. Francis Cotes. Wikimedia Commons Una de las mayores injusticias que las mujeres han vivido desde hace miles de años ha sido el doble rasero en lo que a la virtud y el adulterio se refieren. Ya en los primeros textos legales, el adulterio femenino era tratado con mucha más dureza que el masculino. Las infidelidades de ellas podían llegar a provocar duros castigos, cuando no la muerte. El adulterio fue (lo es) un habitual en todas las clases sociales, pero de las más sonadas las encontramos en la cúpula del poder. Las distintas monarquías existentes nos han dejado truculentas y suculentas historias de amoríos fuera del matrimonio y la lista de amantes reales es inabarcable. Los reyes han disfrutado de un derecho no escrito que les permitió que sus favoritas y sus bastardos corretearan por los pasillos de palacio conviviendo incluso con la familia oficial del soberano. ¿Al revés? Muy pocos casos. No fue precisamente el de Carolina Matilde, quien pagaría mu...