Ahora que se habla tanto de Eurovisión, de su politización, de la pérdida de su esencia, os recomiendo que veáis la deliciosa serie La Canción (Movistar Plus). Inspirada en cómo se fraguó la decisión de enviar a Massiel al festival, con un tono desenfadado y alejado de trifulcas políticas que últimamente lo impregnan todo, a lo largo de tres episodios se repasa no sólo la historia concreta de la discusión con Joan Manel Serrat a cuenta de su petición de cantar en catalán y la llegada en el último momento de un huracán como Massiel interpretada, por cierto, por una magnífica Carolina Yuste. A lo largo de la historia real, descubrimos historias personales de personajes ficticios, pero muy auténticos y seguramente con muchos correlatos en la vida real. Chicas jóvenes con ganas de cambiar el mundo; muchachos con ideas pero con miedo a enojar al régimen de Franco; otros dispuestos a romper tabúes demasiado peligrosos... Todo, como digo, en una recreación muy divertida en la que, adem...
Frances Glessner Lee elaborando las piezas de sus dioramas. Foto:glessnerhouse.org Ver a una ancianita elaborar detalladas casas de muñecas podría llevarnos a pensar en una entrañable escena en la que preparaba un regalo para alguna de sus nietas. Pero las imágenes no siempre son lo que parecen. Aquella ancianita de más de sesenta años que construía a escala y con el más mínimo detalle hogares victorianos realizaba, en realidad, recreaciones sumamente realistas de crímenes sin resolver. Frances Glessner Lee estaba llamada a ser una mujer más de la Norteamérica decimonónica. Era hija de una próspera familia de industriales y esposa de un reputado abogado. Pero el papel que se le asignó a Frances no fue el que ella deseaba en la vida. Siempre había soñado con ser médico o enfermera, poder ir a la universidad y trabajar en la investigación criminal. Roles muy alejados de lo que se esperaba de alguien como ella. Así que tuvo que esperar pacientemente durante años para ser lo...