Ahora que se habla tanto de Eurovisión, de su politización, de la pérdida de su esencia, os recomiendo que veáis la deliciosa serie La Canción (Movistar Plus). Inspirada en cómo se fraguó la decisión de enviar a Massiel al festival, con un tono desenfadado y alejado de trifulcas políticas que últimamente lo impregnan todo, a lo largo de tres episodios se repasa no sólo la historia concreta de la discusión con Joan Manel Serrat a cuenta de su petición de cantar en catalán y la llegada en el último momento de un huracán como Massiel interpretada, por cierto, por una magnífica Carolina Yuste. A lo largo de la historia real, descubrimos historias personales de personajes ficticios, pero muy auténticos y seguramente con muchos correlatos en la vida real. Chicas jóvenes con ganas de cambiar el mundo; muchachos con ideas pero con miedo a enojar al régimen de Franco; otros dispuestos a romper tabúes demasiado peligrosos... Todo, como digo, en una recreación muy divertida en la que, adem...
Foto: Wikimedia Commons La belleza de la danza de Isadora Duncan no fue acorde con su vida. Una existencia marcada desde la infancia que terminó en un trágico y fatídico accidente. Convertida en mito a los 50, Isadora revolucionó la danza clásica de principios del siglo XX. La niña que bailaba con el mar El 27 de mayo de 1877 nacía Ángela Isadora Duncan, la pequeña de cuatro hermanos de una familia de clase media alta residente en San Francisco. Su padre, Joseph Charles Duncan, era un importante banquero que, al poco tiempo de nacer Isadora, fue acusado de fraude bancario. En 1880 su madre, Mary Isadora Gray, se divorciaba de él. Isadora, sus tres hermanos y su madre se trasladaron a vivir a Oakland, donde Mary mantuvo a su familia dando clases de música y de piano. Como los ingresos eran insuficientes, Isadora y su hermana mayor Elisabeth, pronto empezaron a ganar dinero extra dando clases de danza. El encorsetamiento y el orden de la escuela no se adaptaban al espíritu lib...