Ahora que se habla tanto de Eurovisión, de su politización, de la pérdida de su esencia, os recomiendo que veáis la deliciosa serie La Canción (Movistar Plus). Inspirada en cómo se fraguó la decisión de enviar a Massiel al festival, con un tono desenfadado y alejado de trifulcas políticas que últimamente lo impregnan todo, a lo largo de tres episodios se repasa no sólo la historia concreta de la discusión con Joan Manel Serrat a cuenta de su petición de cantar en catalán y la llegada en el último momento de un huracán como Massiel interpretada, por cierto, por una magnífica Carolina Yuste. A lo largo de la historia real, descubrimos historias personales de personajes ficticios, pero muy auténticos y seguramente con muchos correlatos en la vida real. Chicas jóvenes con ganas de cambiar el mundo; muchachos con ideas pero con miedo a enojar al régimen de Franco; otros dispuestos a romper tabúes demasiado peligrosos... Todo, como digo, en una recreación muy divertida en la que, adem...

Foto: www.workingnurse.com/articles/Linda-Richards-1841-1930-and-Nursing-Education
La niña con nombre de misionera
Malinda Ann Judson Richards nació el 27 de julio de 1841 en West Potsdam, Nueva York. Era la pequeña de los tres hijos de Betsy Sinclair Richads y su esposo, Sanford Richards, un predicador que escogió el nombre de su hija en honor a la misionera Ann Hasseltine Judson pensando que así iluminaría a su hija en la misma senda.
Linda tenía cuatro años cuando ella y su familia se mudaron a Wisconsin donde su padre había comprado una amplia extensión de tierra. Sin embargo, la repentina muerte del predicador Richards obligó a su viuda e hijos a volver a trasladarse. La familia se instaló entonces en casa de los abuelos de Linda hasta que Betsy pudo comprar una pequeña granja.
La enfermera obligada
Años después, cuando Linda era una jovencita de apenas 13 años, tuvo que hacerse cargo de su madre, quien había enfermado de tuberculosis, la misma enfermedad que se había llevado a su padre y que acabaría también con la vida de Betsy.
En 1860, Betsy conoció al que se convertiría en su pareja, George Poole y del que también tendría que cuidar después de ser gravemente herido en la Guerra Civil Americana. Desde 1865 hasta la muerte de George, en 1869, Linda se hizo cargo de él.
La enfermera voluntaria
En aquellos años, concretamente en 1856, Linda había empezado a estudiar en la Academia de St. Johnsbury para llegar a ser maestra, una profesión hacia la que nunca se sintió atraída. Fueron sus distintos papeles como enfermera de su madre y después de su esposo los que la llevaron a decidir que debía profundizar en sus conocimientos médicos y llegar a profesionalizarse en el campo de la enfermería.
Así, tras la muerte de George, Linda se trasladó a Boston dispuesta a convertirse en enfermera profesional. Su primer trabajo fue en el Boston City Hospital como ayudante de enfermería donde lejos de aprender, tuvo que trabajar largas horas extenuantes más como criada que como enfermera. Aguantó solamente tres meses.
Linda no se rindió y decidió cambiar ligeramente su rumbo y empezar de nuevo. En 1872 Linda se apunto en un curso pionero de la primera escuela de enfermería americana liderado por la doctora Susan Dimock y al que se unieron cuatro chicas más. Un año después fue la primera en graduarse.
Con su título bajo el brazo, Linda se trasladó a Nueva York donde fue contratada como supervisora de noche en el Bellevue Hospital Center. En su nuevo trabajo Linda conoció a la hermana Helen quien había trabajado aplicando el sistema Nightingale implantado en Londres por la famosa enfermera Florence Nightingale. Linda no sólo aprendió muchísimo en aquella época sino que creó un sistema nuevo y efectivo para clasificar y utilizar la información médica de cada paciente.
A pesar de haber creado un sistema clasificatorio tan efectivo y haber aprendido mucho en Nueva York, Linda quería seguir con su formación.
Encuentros entre grandes enfermeras
Sus deseos de seguir ampliando conocimientos la llevaron de Nueva York a Boston y posteriormente, en 1877, a Londres, donde tuvo el honor de conocer a la enfermera Florence Nightingale. Su estancia en Inglaterra fueron siete meses de intenso estudio primero en el Hospital St. Thomas de Londres donde compartió experiencias con Nightingale y después en el Hospital King's College de Edimburgo.
La enfermera profesional
De vuelta a los Estados Unidos, Linda Richards inició una importante y pionera tarea de fundación y supervisión de escuelas de enfermería por todo el país. Su rigor y su efectividad la llevaron incluso a viajar a Japón en 1885 donde permaneció 5 años dando a conocer sus experiencias y las puso en práctica.
Durante otros 20 años, Linda Richards trabajó en la fundación de instituciones y escuelas de enfermería hasta que en 1911 se retiró definitivamente de la profesión. Con 70 años, Linda escribió sus memorias que se han reeditado en varias ocasiones.
Linda Richards, una de las madres de la enfermería moderna, fallecía el 16 de abril de 1930 en Boston.
Bibliografía y referencias
Reminiscences of Linda Richards: America's first trained nurse, Linda Richards
www.workingnurse.com/articles/Linda-Richards-1841-1930-and-Nursing-Education
www.encyclopedia.com/women/encyclopedias-almanacs-transcripts-and-maps/richards-linda-1841-1930
www.womenofthehall.org/inductee/linda-richards/
Linda Richards descubrió su pasión por la enfermería después de sufrir dos tragedias personales. Cuidar a su madre siendo adolescente y a su marido herido en la Guerra Civil despertaron a Linda el deseo de mejorar una profesión que empezaba a dar tímidos pasos hacia la profesionalización. Linda Richards fue pionera en su país, donde introdujo un revolucionario sistema de archivo de historias médicas personales, aprendió de la gran Florence Nightingale y extendió su experiencia hasta el Japón. No en vano es recordada por la sociedad estadounidense con distintos reconocimientos públicos.
Malinda Ann Judson Richards nació el 27 de julio de 1841 en West Potsdam, Nueva York. Era la pequeña de los tres hijos de Betsy Sinclair Richads y su esposo, Sanford Richards, un predicador que escogió el nombre de su hija en honor a la misionera Ann Hasseltine Judson pensando que así iluminaría a su hija en la misma senda.
Linda tenía cuatro años cuando ella y su familia se mudaron a Wisconsin donde su padre había comprado una amplia extensión de tierra. Sin embargo, la repentina muerte del predicador Richards obligó a su viuda e hijos a volver a trasladarse. La familia se instaló entonces en casa de los abuelos de Linda hasta que Betsy pudo comprar una pequeña granja.
La enfermera obligada
Años después, cuando Linda era una jovencita de apenas 13 años, tuvo que hacerse cargo de su madre, quien había enfermado de tuberculosis, la misma enfermedad que se había llevado a su padre y que acabaría también con la vida de Betsy.
En 1860, Betsy conoció al que se convertiría en su pareja, George Poole y del que también tendría que cuidar después de ser gravemente herido en la Guerra Civil Americana. Desde 1865 hasta la muerte de George, en 1869, Linda se hizo cargo de él.
En aquellos años, concretamente en 1856, Linda había empezado a estudiar en la Academia de St. Johnsbury para llegar a ser maestra, una profesión hacia la que nunca se sintió atraída. Fueron sus distintos papeles como enfermera de su madre y después de su esposo los que la llevaron a decidir que debía profundizar en sus conocimientos médicos y llegar a profesionalizarse en el campo de la enfermería.
Así, tras la muerte de George, Linda se trasladó a Boston dispuesta a convertirse en enfermera profesional. Su primer trabajo fue en el Boston City Hospital como ayudante de enfermería donde lejos de aprender, tuvo que trabajar largas horas extenuantes más como criada que como enfermera. Aguantó solamente tres meses.
Linda no se rindió y decidió cambiar ligeramente su rumbo y empezar de nuevo. En 1872 Linda se apunto en un curso pionero de la primera escuela de enfermería americana liderado por la doctora Susan Dimock y al que se unieron cuatro chicas más. Un año después fue la primera en graduarse.
Con su título bajo el brazo, Linda se trasladó a Nueva York donde fue contratada como supervisora de noche en el Bellevue Hospital Center. En su nuevo trabajo Linda conoció a la hermana Helen quien había trabajado aplicando el sistema Nightingale implantado en Londres por la famosa enfermera Florence Nightingale. Linda no sólo aprendió muchísimo en aquella época sino que creó un sistema nuevo y efectivo para clasificar y utilizar la información médica de cada paciente.
A pesar de haber creado un sistema clasificatorio tan efectivo y haber aprendido mucho en Nueva York, Linda quería seguir con su formación.
Encuentros entre grandes enfermeras
Sus deseos de seguir ampliando conocimientos la llevaron de Nueva York a Boston y posteriormente, en 1877, a Londres, donde tuvo el honor de conocer a la enfermera Florence Nightingale. Su estancia en Inglaterra fueron siete meses de intenso estudio primero en el Hospital St. Thomas de Londres donde compartió experiencias con Nightingale y después en el Hospital King's College de Edimburgo.
La enfermera profesional
De vuelta a los Estados Unidos, Linda Richards inició una importante y pionera tarea de fundación y supervisión de escuelas de enfermería por todo el país. Su rigor y su efectividad la llevaron incluso a viajar a Japón en 1885 donde permaneció 5 años dando a conocer sus experiencias y las puso en práctica.
Durante otros 20 años, Linda Richards trabajó en la fundación de instituciones y escuelas de enfermería hasta que en 1911 se retiró definitivamente de la profesión. Con 70 años, Linda escribió sus memorias que se han reeditado en varias ocasiones.
Linda Richards, una de las madres de la enfermería moderna, fallecía el 16 de abril de 1930 en Boston.
Bibliografía y referencias
Reminiscences of Linda Richards: America's first trained nurse, Linda Richards
www.workingnurse.com/articles/Linda-Richards-1841-1930-and-Nursing-Education
www.encyclopedia.com/women/encyclopedias-almanacs-transcripts-and-maps/richards-linda-1841-1930
www.womenofthehall.org/inductee/linda-richards/
Hola Sandra, gracias por este blogs tan excelente, ahora mismo estoy leyendo un libro que se títula "Una retratista en la Corte de Enrique VIII" y quisiera saber si la retratista fue real o solo ficción. Saludos y gracias por estas entradas muy preciosas!
ResponderEliminarConocia la biografia de Florence Nightingale "la dama de la làmpara", pero no la de Linda Richards, igual de interesante, como no!
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