La reina perdida, María Antonieta de Austria (1755-1793)
Retrato de María Antonieta. Atribuido a Martin van Meytens. Palacio de Schönbrunn. Wikimedia Commons
La Restauración monárquica del siglo XIX la ensalzó como mártir mientras que los nostálgicos de la Revolución continuaron abocando sobre su memoria terribles historias. La figura de María Antonieta, la última reina del antiguo régimen francés, ha provocado múltiples opiniones pero pocas veces ha dejado indiferente. Al final fue una niña que fue reina demasiado pronto con pocas cualidades y que aceptó su papel demasiado tarde.
La hija de la gran emperatriz
María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena nació en Viena el 2 de noviembre de 1755. Fue la decimoquinta y penúltima hija del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Francisco I y su esposa, María Teresa I.
María Antonieta creció al lado de sus diez hermanas y cuatro hermanos en los palacios vieneses de Hofburg y Schönbrunn bajo una estricta educación por parte de ayas y gobernantas controladas en todo momento por la emperatriz. La pequeña María Antonieta no fue nunca una niña muy predispuesta ni a la educación ni a las normas. Cuando en 1768 el abad de Vermont recibió el encargo de educar a la pequeña archiduquesa y prepararla para ser una buena reina de Francia se encontraría con una niña muy graciosa pero para nada disciplinada.
Retrato de María Antonieta por Élisabeth Vigée Le Brun. Palacio de Versalles. Wikimedia Commons
La austriaca Marie Antoinette
María Teresa había sufrido mucho para conseguir el trono imperial de su padre y no dudó en utilizar a su amplia prole para afianzar sus alianzas europeas. María Antonieta no sería una excepción.
María Teresa decidió que su hija conseguiría afianzar la alianza con Francia tras la Guerra de los Siete Años, una alianza que Luis XV y sus consejeros habían aceptado a falta de una alternativa mejor. Así que la pequeña María Antonieta fue prometida al delfín Luis Augusto, nieto de Luis XV y futuro Luis XVI.
El 13 de junio de 1769 tuvo lugar la petición de mano de la archiduquesa para el delfín por parte del embajador francés en Viena, el marqués de Durfort. Conocida la noticia en Francia, la pequeña futura reina empezó a ser conocida con el sobrenombre despectivo de “la austriaca”. Incluso su futuro marido, educado desde pequeño en el odio hacia todo lo que viniera del imperio, no pudo menos que recibir la noticia con profundo desagrado.
El 17 de abril de 1770 María Antonieta renunciaba a sus derechos sobre el trono de sus padres y cuatro días más tarde marchaba hacia su nuevo destino. El 16 de mayo se casaba en Versalles con un joven delfín de poco más de 15 años, un joven de mirada miope y poco agraciado. Al fin, María Antonieta había sido colocada en el trono francés por su madre para favorecer a los intereses políticos del Imperio de los Habsburgo.
La reina disoluta
Los primeros años en la corte de Versalles los vivió María Antonieta como había vivido en Viena: feliz, desinteresada y ajena a cualquier obligación que nadie le intentara imponer. Llegó incluso a tener la osadía de afear la presencia de la favorita del rey Luis XV, Madame du Barry, algo escandaloso en una corte que había aceptado durante siglos la figura de la favorita.
Retrato de María Antonieta con sus hijos por Élisabeth Vigée Le Brun. Palacio de Versalles. Wikimedia Commons
Poco a poco su actitud alimentaría la circulación de historias sobre ella, más o menos ciertas, más o menos exageradas, entre los pasillos de palacio y a través de panfletos.
Cumpliendo con su deber
El 19 de diciembre de 1778 María Antonieta cumplió por fin con su principal deber como reina, tuvo su primer hijo, María Teresa. Tres años después, el 22 de octubre de 1781, nacía el ansiado delfín, Luis José Javier Francisco. En 1785 tendría su tercer hijo, el futuro Luis XVII de Francia, y un año después nacería su última hija, María Sofía, que moriría con un año de vida.
Cumplido su principal deber, a pesar de que su actitud cambió ligeramente queriendo cuidar de sus hijos y haciendo crecer en ella su instinto maternal, no abandonó sus veladas y fiestas en el bello Petit Trianon construido especialmente para ella. Continuó también creciendo el número de críticas hacia la reina, voces que llegaron a límites tan graves como llegar a dudar de la paternidad del rey de alguno de sus vástagos.
Un collar peligroso
María Antonieta negó haber encargado nunca dicho collar. Parece ser que el cardenal, conocido por su aborrecimiento hacia la reina, fue utilizado por Jeanne de Saint-Rémy, condesa de la Motte e hija ilegítima de un Valois, para urdir una trama rocambolesca. De la Motte engañó a Rohan haciéndole creer que la reina había encargado el collar a espaldas de su marido. Cuando la joya llegó a manos de la marquesa, fue desmontado y vendido a trozos mientras ella y su marido desaparecía sin dejar rastro.
La reina acusó sin dudarlo a Rohan. Miembro de una importantísima familia aristocrática y uno de los príncipes de la iglesia, su acusación fue una nefasta maniobra para María Antonieta quien pronto fue consciente de que las críticas hacia su persona ya no eran simples anécdotas.
Una conciencia tardía
A las puertas de la Revolución Francesa, María Antonieta abrió los ojos y se dio cuenta de la importancia de su figura. Se volcó en la educación de sus hijos e intentó colaborar con su marido en el gobierno cada vez más deteriorado del país. Pero ya era demasiado tarde.
Arresto de María Antonieta. William Hamilton. Museo de la Revolución Francesa. Wikimedia Commons
La reina siguió los acontecimientos de la revolución con un cierto escepticismo, ferviente defensora de una monarquía absoluta. Después de la proclamación de la monarquía constitucional y del aceleramiento de los acontecimientos revolucionarios, Luis XVI y su esposa decidieron huir al extranjero en la fatídica huida de 1790. Cuando el 20 de junio fueron descubiertos en Varennes sus esperanzas se fueron reduciendo a la mínima expresión.
El 21 de enero de 1793 moría guillotinado Luis XVI. María Antonieta ya poco podía esperar de la patria que desde el primer momento la había acogido con hostilidad. Separada de sus hijos, la reina fue recluida en la Conciergerie y sometida a un cruel interrogatorio en el que se le llegó a preguntar por una terrible acusación de incesto.
Declarada culpable de alta traición, María Antonieta fue condenada y guillotinada el 16 de octubre de 1793.
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muchas gracias me ha dado mucha información para hacer un trabajo, visitaré tu blog muchas veces.
ResponderEliminarHola de nuevo,quería pedirte un favor, tengo un blog de lecturas para el colegio, se llama LOS LIBROS QUE SE LLEVÓ LA NIEBLA.Me gustaría mucho que siguieras mi blog,recomiendo libros cada semana, y sería genial que tu lo siguieras.
ResponderEliminarHola hay un libro que estoy leyendo se llama las Confesiones de la Reina de Victoria Holt, es narrado en primera persona por la propia Maria Anotonietta.
ResponderEliminarYo vi Lady Oscar y en esta animación japonesa de 40 capitulo habla de Maria Antonieta vista el punto de la protagonista y otros personajes. Mas adelante viene la Revolución Francesa. Pueden ver esta serie en www.qserie.com
ResponderEliminarlady oscar lo corrobora
EliminarDefinitivamente. No tuvo quien guiará su camino solo era un ser Libre. En una Corte y Un País. Ajeno
ResponderEliminarLo Fabuloso de Su vida. Es que Nació como Princesa y Murió como Reina. En un Mundo Ajeno e Injusto para Muchos.
ResponderEliminarElla. Representó lo más glamoroso de un mundo en Decadencia. De un pasado que nunca Volverá. Y que muchos Anhelan.
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