La expresión Gilged Age alude a un período de la historia de los Estados Unidos entre las décadas de los años 70 y 90 del siglo XIX. Un tiempo en el que, tras la sangrienta guerra de Secesión, el país disfrutó de un momento de expansión económica sin precedentes en el que nuevas familias de industriales y hombres de negocios se alzaron con un poder inusitado y pusieron en jaque a las sagas aristocráticas que hundían sus raíces en el origen del país.
HBO y Julian Felowes, quien ya nos deleitó con la serie Downton Abbey, nos invitan a viajar al Nueva York de mediados y finales del siglo XIX. La Edad Dorada (The Gilged Age) es una magnífica serie de época en la que realidad y ficción se entremezclan para crear una historia apasionante. Algunas de sus protagonistas toman el nombre de mujeres reales y se plasma su devenir verdadero. Otras, se inspiran en nombres propios.
Bertha Russell o el alma de Alva Vanderbilt
Protagonista indiscutible de La Edad Dorada, la señora Russell, interpretada por Carrie Coon, es un personaje ficticio pero inspirado en una de las aristócratas más famosas de la historia de los Estados Unidos.
Multimillonaria hija de un comerciante de Alabama, Alba Belmont ascendió en la sociedad neoyorkina a través de su matrimonio con William Kissam Vanderbilt. Alba mandó construir un palacete en la Quinta Avenida que se convertiría en el centro neurálgico de la vida social no sin antes competir con otra poderosa socialité, Caroline Astor. Bertha Russell, aunque no lleva el nombre de Alva en la serie, se inspira muy fielmente en la trayectoria social de Alba.
Gladys Russell, la sufrida hija inspirada en Consuelo Vanderbilt
Ambiciosa y dispuesta a llegar a lo más alto, Alba Vanderbilt impulsaría un matrimonio de conveniencia con el duque de Marlborough, algo que también sufrirá Gladys Russell, interpretada por Taissa Farmiga, quien da vida a una pobre niña rica que no es más que una marioneta al servicio de las aspiraciones de su madre, la señora Russell.
La gran enemiga de la Señora Russell, la Señora Astor
Donna Murphy da vida a la mujer que no se lo puso fácil a Bertha Russell en la ficción y a Alva Vanderbilt en la vida real. Caroline Astor fue durante mucho tiempo la gran líder indiscutible de la sociedad neoyorquina más tradicional que no vería con buenos ojos la llegada de nuevos ricos a la Gran Manzana. Descendiente de los colonos que fundaron la ciudad, Caroline Schermerhorn se casó con el rico empresario William Backhouse Astor con quien tuvo cinco hijos.
Con la complicidad de Ward McAllister, quien también aparece en la serie, Lina defendió su liderazgo en el conocido como grupo de los Cuatrocientos, personas que formaban parte de la alta sociedad y en la que tenía cabida la aristocracia que había medrado con los negocios y el dinero como era el caso de los Vanderbilt / Russell.
Mamie Fish, anfitriona y mediadora
Marion Graves Anthon Fish, interpretada por Ashlie Atkinson es un personaje secundario pero determinante en la trama. Mamie Fish, esposa de un magnate de los ferrocarriles, pertenecía a ese selecto club de los Cuatrocientos, pero, a diferencia de Lina Astor, tuvo una visión más aperturista hacia las nuevas generaciones de socialités.
Arabella Huntington, o la hipocresía de la sociedad
Otro personaje que no asume su identidad real es Arabella Huntington, quien en la serie se presenta con el nombre ficticio de Sylvia Chamberlain, pero cuya trayectoria vital está inspirada en la dama neoyorquina que fue expulsada de la sociedad por las todopoderosas señoras Astor y Vanderbilt.
Su pecado fue casarse con un empresario llamado Collis Huntington y tras su muerte, con el sobrino de este. En la serie se recupera una faceta importante de la vida de Arabella, su papel como mecenas de las artes e impulsora de una importante colección de arte que se conserva en la Biblioteca Huntington de California.
Clara Barton y la actividad solidaria de las damas de alta alcurnia
La vida ociosa de las mujeres neoyorquinas se llenaba con grandes fiestas, conciertos y salidas a New Port. Aunque también dedicaban parte de su tiempo a obras de caridad. En la serie, aparece una figura importante en la historia, Clara Barton, quien impulsó la Cruz Roja en los Estados Unidos y con la que las protagonistas de La Edad Dorada se relacionan para demostrar quien es más solidaria.
Sarah J. Garnet y la doble lucha de las mujeres de color
En unos capítulos de la serie se aborda una cuestión importante en aquellos años, la lucha de las mujeres de color que debieron enfrentarse a una doble discriminación por su sexo y el color de su piel. Sarah J. Garnet aparece como un personaje real al que las damas de la sociedad neoyorquina apoyan en su cometido de mantener en funcionamiento su Escuela para Personas de Color.
Emily Warren Roebling, una ingeniera en la sombra
El 24 de mayo de 1883 se inauguraba uno de los puentes más concurridos del mundo, el puente de Brooklyn. Su verdadera impulsora fue Emily Warren Roebling, la esposa del director oficial de las obras, quien había enfermado en medio del proyecto. La serie homenajea a esta mujer con una breve aparición.
Frances Ellen Watkins Harper, en defensa de las mujeres
En la tercera temporada hace una breve aparición la sufragista y abolicionista Frances Ellen Watkins, quien tuvo un papel determinante en el ferrocarril subterráneo que ayudó a escapar a esclavos del sur a territorio de Canadá. Escritora y poeta, Frances está considerada como una pionera del periodismo afroamericano. En la serie se destaca su faceta como defensora del derecho de las mujeres.
La Edad Dorada ha tenido tanto éxito que ya se prepara su cuarta temporada. Una recreación de un mundo de elegancia y riquezas, en el que también la lucha por la igualdad y contra las injusticias sociales tiene su protagonismo.
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