El 12 de agosto de 1909 nacía Mary Jayne Gold, una rica heredera estadounidense que durante la Segunda Guerra Mundial viajó a la Francia ocupada para ayudar a escapar del nazismo a judíos e intelectuales europeos.
Mary Jayne lo tenía todo, era hija de un empresario de Chicago, ciudad en la que nació y creció. Tras estudiar magisterio, se marchó a Nueva York e Italia para continuar sus estudios.
Poco antes de que estallara la guerra, se encontraba en París disfrutando de la buena vida. Lejos de abandonar Europa, se instaló en Marsella, puerto de salida de muchas personas que esperaban poder coger un barco que les llevara a los Estados Unidos. Allí conoció a Varian Fry, un periodista estadounidense que colaboraba con el Comité de Rescate de Emergencia. No se lo pensó y con el dinero que tenía, ayudó a dicha organización.
Hasta finales de 1941, momento en el que fue obligada a abandonar Francia, ella y Fry ayudaron a muchos hombres y mujeres a dejar atrás una Europa en llamas. Entre ellos, Max Ernst, André Breton o Hannah Arendt.
Años después de finalizar la guerra, Mary Jayne regresó a Francia donde vivió en su villa de Gassin hasta sus últimos días, en 1997.
En ella se ha basado la magnífica serie de Netflix Transatlántico.
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