La defensora del voto femenino, Clara Campoamor (1888-1972)
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Feminista, abogada, política, comprometida con sus ideales hasta el último día de su vida, Clara Campoamor es una de las grandes figuras de la historia del siglo XX en nuestro país. Cuando las mujeres eran una exagerada minoría en las universidades españolas, Clara consiguió hacerse un hueco y se licenció en derecho. Cuando ellas raramente ejercían, Clara trabajó como abogado y tramitó los primeros divorcios. Cuando las mujeres no existían en el Parlamento, ella entró en el hemiciclo defendiendo sus derechos. Cuando incluso había mujeres que no aceptaban el voto femenino, Clara Campoamor luchó por conseguirlo.
Un largo camino hacia la universidad
Clara Campoamor Rodríguez nació en Madrid el 12 de febrero de 1888. Hija de un contable, Manuel Campoamor, y una costurera, María Pilar Rodríguez, Clara no pudo estudiar de jovencita como habría querido. Con trece años quedaba huérfana de padre por lo que tuvo que abandonar sus estudios y ayudar a su madre cosiendo, como dependienta y telefonista.
Tenía 21 años cuando aprobó unas oposiciones al cuerpo auxiliar de Telégrafos y posteriormente como profesora de taquigrafía y mecanografía. Con estos trabajos que compaginaba haciendo de secretaria en distintos periódicos pudo ahorrar el dinero suficiente como para iniciar sus estudios de bachillerato. Tenía entonces 33 años. Tres años después se había licenciado en derecho.
©Isabel Ruiz Ruiz
Abogada y política
Que una mujer consiguiera una licenciatura en aquellos primeros años del siglo XX era algo más que anecdótico. Pero que una mujer quisiera ejercer la profesión en la que se había licenciado era aún más extraño. Clara no dudó en solicitar su inscripción en el Colegio de Abogados y empezar a ejercer como tal.
Ya durante sus años de trabajo y estudio, Clara fue formando sus ideales feministas y republicanos y empezó a colaborar en asociaciones en defensa de la emancipación de la mujer y con ideales de izquierdas.
Pero su gran oportunidad llegó de la mano de la II República Española. En 1931 se modificaba la ley electoral y permitía a las mujeres mayores de 23 años poder ser elegidas en el Parlamento. Clara Campoamor, junto a Victoria Kent y Margarita Nelken fueron las tres únicas mujeres que consiguieron su escaño.
El voto femenino
Uno de los temas que se debatieron con gran intensidad en aquel parlamento republicano fue el derecho al voto de la mujer. Lo curioso fue que el enfrentamiento más vehemente lo protagonizaron dos diputadas. Mientras Clara defendía que la mujer, como el hombre, debía de tener pleno derecho a votar, fuera cual fuera su tendencia política, Victoria aseguraba que el sufragio femenino supondría una amplia derrota de la izquierda pues estaba convencida de que las mujeres defenderían mayoritariamente las ideas de derechas.
Clara se arriesgó y siguió defendiendo su postura hasta que consiguió su aprobación el 1 de octubre de 1931. Cuando dos años después las urnas dieron la razón a Victoria Kent, Clara tuvo que asumir su derrota y las críticas que sobre ella llovieron desde los partidos de la izquierda.
Clara no consiguió un escaño de nuevo pero no se resignó y decidió continuar en la política. En 1934 abandonaba el partido Radical e intentó encontrar un sitio en otros partidos de izquierdas aunque no lo consiguió.
Un largo exilio
Cuando en 1936 estallaba la Guerra Civil Española, el exilio fue el camino de muchos, entre ellos, el de Clara. Primero en Lausana y después en Buenos Aires, buscó en varias ocasiones la manera de volver a su patria. Pero una injusta y no demostrada acusación de pertenencia a la masonería se lo impidieron.
Clara Campoamor terminó sus días en Lausana, donde moría de cáncer el 30 de abril de 1972. Tenía 84 años. Sus restos fueron trasladados a San Sebastián. Su vida y su legado ha sido desde entonces recordado como el de una mujer valiente y luchadora que no dudó en dedicar todos sus esfuerzos en defender la causa en la que ella creía fervientemente.
Bibliografía
Nueve mujeres en las cortes de la II República. Francisco Márquez Hidalgo
La mujer olvidada, Isaías Lafuente
Divorciadas con historia, Elena Zarraluqui
Mujeres, Isabel Ruiz Ruiz
Vida y obra de Clara Campoamor, Mariana del Rosario Díaz
Vida y obra de Clara Campoamor, Mariana del Rosario Díaz
Inspiración y talento. Dieciséis mujeres del siglo XX, Inmaculada de la Fuente
Su obra
- El voto femenino y yo, mi pecado mortal, Clara Campoamor
- La revolución española vista por una republicana, Clara Campoamor
Hola felicidades por tu blog, de una mujer a otra, estoy simplemente fascinada y orgullosa de lo que somos y te agradezco por habérmelo recordado el día de hoy, gracias por mostrarnos una pequeña mirada a lo que fuimos, somos y seremos en el mundo.
ResponderEliminarfelicidades por este gran blog, al igual que tu yo también soy una gran feminista.
Es un tema muy manido este de echarle la culpa a Clara por haber ganado las derechas con el voto femenino. Las mimas mujeres votaron en el 36 y ganaron las izquierdas. Lo que pasa es que decían que el voto de la mujer estaría muy influido por la influencia de sus párrocos, pero en el 36 no fue así.
ResponderEliminarNo obstante, en el PSOE, nunca le perdonaron esa victoria suya en las Cortes y nunca la quisieron admitir en su partido.
Literalmente, la dejaron tirada y malvivió en el exilio, quedándose casi completamente ciega. Nadie la quiso ayudar. Tampoco las mujeres, por las que había combatido tanto para que lograran sus derechos.
Creo que sí estaba afiliada a la Masonería, pero no iba mucho a sus reuniones.
Saludos.
No señor. El PSOE la apoyó, siendo el único partido de izquierdas que votó a favor del sufragio femenino. Fue el partido radical, al que ella pertenecía, quien la echó y, como dices tú, la dejó tirada. Pero fue la dictadura la que la exilió.
EliminarPues, siento decirte que te equivocas. El PSOE se lo tomó muy a mal. Más tarde, cuando ella vio que su partido tomaba una deriva hacia la derecha, se fue y quiso entrar en el PSOE, pero no la dejaron. También la dejaron tirada en el exilio. Incluso, la recomendaron que no regresara a España, porque estaba siendo investigada por ser miembro de la Masonería. Saludos.
EliminarMuy buen artículo y comentarios de usurios
ResponderEliminarComo siempre extraordinario artículo del que siempre aprendes
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con ALIADO. Es una muestra de la misoginia que reinaba (y reina) en la política española (también en la de izquierdas, evidentemente). Resultaría paradójico que, siendo la primera vez que ejercían el derecho al voto, lo hayan hecho en un sentido tan unánime que hubieran votado todas al mismo partido. ¿A quiénes votaron entonces los hombres en el 33?
ResponderEliminarLa verdad es que la izquierda se presentó muy desunida a las elecciones de 1933, mientras que la derecha estuvo muy bien organizada y, muy posiblemente, por eso vencieron.
EliminarAparte de ello, la izquierda, había apoyado al primer gobierno de la II República y estaba muy desgastada, porque les hicieron muchas promesas a los trabajadores del campo y no pudieron cumplir por falta de presupuesto, ya que la Crisis del 29 estaba llegando a España. De ahí surgieron algunas revueltas en el campo, como la de Casas Viejas.
Posteriormente, gobernó la derecha y se dedicó a anular toda esa política del gobierno anterior.
Eso hizo que el Frente Popular ganara las elecciones de 1936.
Saludos.
Aliado
Gran artículo, me ha servido de mucho
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