Basileus, emperatriz Irene (?-802)

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A finales de octubre de 769 una joven embarcaba desde Grecia en un barco que la llevaría a la capital del imperio romano. Hasta ese momento, Irene no existía para la historia. Pronto se convertiría en la primera mujer que ostentaría el título de emperador en Bizancio. Para ello no tuvo reparo en cegar y desterrar a su propio hijo.

La elección de Irene
A mediados del siglo VIII reinaba en Bizancio una joven dinastía, la siria o isáurica, iniciada por León III en 717. El emperador Constantino V inició la búsqueda de una esposa para su hijo, el futuro León IV quien en 769 tenía 19 años. En ningún documento se expresa la razón de por qué se eligió a Irene como futura emperatriz. Tampoco se sabe nada de ella hasta el momento en que se convierte en la prometida del emperador. Parece ser que su padre había muerto. Su madre podría haberla acompañado en su viaje hasta Constantinopla aunque las fuentes no lo especifican.

Puede que Constantino escogiera a una joven de una familia establecida en aquella región donde el control imperial era aun débil. Hélade era un territorio unido hacía tan sólo dos generaciones al gobierno del imperio de oriente y quizás Constantino V realizara una alianza con la familia Sarandapequis para establecer importantes lazos de unión y colaboración con Bizancio.

Irene, basilissa
El 17 de diciembre de 769, Irene se casaba con León el Jázaro. Poco después, quien ya había sido nombrado coemperador junto con su padre siendo todavía un niño, era confirmado como futuro basileus o emperador. Al tiempo Irene era nombrada futura basilissa o emperatriz. De este modo se aseguraba la línea sucesoria de Constantino V en la persona de su hijo León en detrimento de los hijos habidos con su primera esposa, quienes en su momento habían sido nombrados césares.

Poco tiempo después, el 14 de enero de 771, Irene daba a luz al que sería su único hijo, el futuro Constantino VI. El nacimiento tuvo lugar en la cámara Pórfida, una estancia reservada para las mujeres de la familia imperial. Igual que su padre, Constantino había nacido en aquel espacio forrado de púrpura recibiendo el título de porfyrogennetos (nacido en la púrpura).

En 775, durante una campaña contra los búlgaros, el emperador Constantino era herido de muerte en una cadera en Selimbria. No consiguió llegar con vida a la capital. Automáticamente, el coemperador León y su esposa eran aclamados como emperador único y emperatriz principal respectivamente.

Irene, emperatriz madre
Tan sólo cinco años duró el reinado de León IV. El 8 de septiembre de 780 el emperador moría repentinamente y sin dejar claras las causas de su muerte. En aquel momento, su hijo no llegaba a los 10 años de edad así que, a pesar de haber sido nombrado coemperador no estaba capacitado para gobernar. Con 25 años la joven emperatriz viuda encabezaba un consejo de regencia que debería regir el imperio bizantino por lo menos durante 6 años.

Irene y su hijo gobernaron con relativa eficacia destruyendo en primer lugar la amenaza de los medio hermanos de su difunto esposo a los que no tuvo reparos en obligar a convertirse en clérigos anulando así sus posibilidades de descendencia y de gobierno.

Después de negociar una alianza matrimonial con Rotrud, hija del futuro emperador Carlos, Irene se dispuso a organizar un concilio que revocase la Definición de Fe emitida por el concilio iconoclasta de 754. En dicho concilio se había prohibido la adoración y veneración de iconos e imágenes religiosas, algo que había provocado el exilio y la tortura de los llamados iconódulos. Aunque se desconoce la opinión personal de Irene acerca de la iconoclastia, lo cierto es que puso todo su empeño en reunir a los dirigentes de la llamada pentarquía, las cinco sedes patriarcales y fundaciones apostólicas situadas en Alejandría, Antioquía, Jerusalén, Roma y Constantinopla. El concilió finalmente se celebró en Nicea, ciudad emblemática para el mundo cristiano. En mayo de 787 Irene restauraba los iconos en las iglesias y hogares del imperio en un más que posible intento de acercamiento a las creencias religiosas de Occidente.

Irene, desterrada
Durante el tiempo que duró la regencia de Irene, la emperatriz madre no cesó en su empeño de reclamar una posición de poder por encima de su hijo. Irene sometió a un estricto control a Constantino e intentó decidir ella sola los destinos del poder. No dudó en romper el compromiso con Rotrud y su familia franca debido a un cambio en la política exterior de Carlos quien presionaba las posesiones bizantinas en el sur de Italia. La nueva elegida fue María, una joven originaria de la región de Armenia, con la que Constantino se casó en 788.

Pero en aquel momento, varios movimientos en falso contra los francos, los búlgaros y los árabes pusieron a Irene en una delicada situación. Situación que su hijo aprovechó en 790 para reclamar su puesto como emperador único. La tensión que llevó a la amenaza de una guerra civil terminó con la retirada de Irene de la corte.

Constantino reinó en solitario durante 7 años. En este tiempo tuvo dos hijas, Irene y Eufrosine y volvió a aceptar a su madre en palacio en un primer gesto de debilidad. Las conspiraciones de los césares continuaron hasta que la emperatriz madre no dudó en cegar a Nicéforo, el hermano mayor, y mutilar a sus hermanos. Este fue uno de los episodios que demostró la falta de autoridad y liderazgo de Constantino mientras que su madre seguía reinando en la sombra con mano firme. Llegó incluso a obligar a abandonar a María quien sería convertida en monja a la fuerza y exiliada junto a sus dos hijas.

Irene, basileus
La tensión entre madre e hijo volvió a aparecer pero esta vez tuvo un final dramático. Tras la huida de Constantino en 797, Irene mandó detenerlo. Sin ningún tipo de compasión y cegada ella misma por el poder, no dudó en cegar a su propio hijo. El terrible acto tuvo lugar en la Pórfida, la misma estancia donde 26 años antes había dado a luz a aquel hijo que ahora mutilaba.

Irene asumía con firmeza el control del imperio como único emperador. En todos los documentos utilizó siempre la fórmula masculina de basileus para afianzar aun más su gobierno.

Las grandes potencias del momento, el imperio árabe de Harun al –Rashid y el, en breve, imperio de occidente de Carlos el Grande, aceptaron la nueva situación en Bizancio con cierto escepticismo. No en vano, en el año 800 Carlos era coronado emperador en Roma en un acto sutil de no aceptación de Irene como emperador de los romanos.

A pesar de que Irene gobernó con decisión, eficacia y mano firme, la decisión de no volver a casarse y no especificar la línea de sucesión debilitó su reinado. El verano de 802 una conspiración terminó con la primera mujer emperador en el imperio bizantino. El ministro de finanzas Nicéforo, apoyado por militares y altos dignatarios se hizo con la corona de Irene.

Irene fue desterrada a la isla de Prinkipo y más tarde a la isla de Lesbos. Totalmente aislada, la que fuera basilissa moría ocho meses después. Su cuerpo fue trasladado a Prinkipo. Fue su última voluntad.

 Si quieres leer sobre ella

Mujeres en púrpura, Judith Herrin

Comentarios

  1. Excelente lectura. Todos los días aprendo algo nuevo. Tengo mi propia Basilissa, pero sin tantas ansias de poder!! :-)

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  2. Excelente! Me encanta!

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