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La música en esencia, Emiliana Zubeldía (1888-1987)

 Emiliana Zubeldía dedicó su vida a la música. Desde niña, cambió sus muñecas por el piano, por el que siempre tuvo pasión. El 6 de diciembre de 1888 nacía en Salinas de Oro, Navarra. Tenía solamente cuatro años cuando empezó a estudiar piano y con cinco ya daba su primer recital, tocando una pieza compuesta por uno de sus ocho hermanos. 

Con estos inicios, Emiliana estaba llamada a dedicar su vida a la música. Siguió estudiando en distintos conservatorios en Madrid y París. En 1909 regresaba a España. En Pamplona abrió una academia de música y empezó a dar recitales. 

Mientras se ganaba la vida con su escuela y sus conciertos, Emiliana se dedicó también a la composición. Sus obras para piano se publicaron con éxito. En 1919 se casaba con un químico llamado Joaquín Fuentes. Un año después conseguía el puesto de profesora de piano en la Academia Municipal de Música de Pamplona. Su matrimonio no fue un camino de rosas y en 1922 dejó su trabajo y se trasladó un tiempo a París donde siguió estudiando, dando conciertos y componiendo ampliando su repertorio, pues no solo escribió piezas para piano, también creo música de cámara, misas, coros y orquestas. 

En 1927 cruzó el charco para triunfar en países como Brasil, Argentina, Cuba o Nueva York. Emiliana se instaló en 1937 en México, donde vivió hasta su muerte. Allí siguió componiendo e investigando sobre distintas teorías y métodos musicales, sobre todo a través del científico y músico mexicano Augusto Novaro. Además de estudiar en la Universidad de Sonora, dirigió una escuela de música y un coro universitario. 

En 1956 se estrenaba en el Palacio de Bellas Artes de México su Sinfonía Elegíaca, obra que le valió el Premio Nacional de Composición.

Emiliana de Zubeldia falleció en Hermosillo el 26 de mayo de 1987 y su legado pasó a ser custodiado en el Archivo Histórico de la Universidad de Sonora. 

Bibliografía

Varela Ruiz, Leticia T., Emiliana de Zubeldia: Una vida para la música


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