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Una princesa en el infierno, Mafalda de Saboya (1902-1944)

El destino puede llegar a ser muy cruel. Y en tiempos como los que se vivieron en la Europa de la primera mitad del siglo XX pocos fueron los que se salvaron de un destino trágico. Mafalda de Saboya era una mujer rica, poderosa, hija del rey de Italia. Ajena a cuestiones políticas y feliz con su papel de esposa y madre de cuatro hijos. Pero el destino quiso que terminara sufriendo la crueldad de los campos de concentración donde le llegaría la muerte. 


El 19 de noviembre de 1902 nacía en Roma Mafalda de Saboya. Hija de Víctor Manuel III y Elena de Montenegro, tuvo una infancia privilegiada en el precioso palacio romano del Quirinal y en la Villa Saboya. 

En 1925 se casaba con Felipe de Hesse-Kassel, con quien tuvo 4 hijos y vivieron unos años felices en Villa Pilinessa. Felipe admiraba a Mussolini y no tardó en afiliarse al partido Nazi en su Alemania natal. En 1934 era nombrado gobernador de Hesse-Nassau, elección que no agradó a Mafalda quien, además de no comulgar con las ideas de su marido, no quería dejar Italia. 


Años después, con la caída de Mussolini, encarcelado por orden de Víctor Manuel III, padre de Mafalda, Hitler ordenó terminar con la familia real italiana en la conocida como Operación Abeba. Al Führer poco le importaba que Felipe fuera alemán y miembro del partido nazi; lo detuvieron y fue enviado al campo de concentración de Flossenburg. 

Mafalda pidió asilo al Vaticano donde permaneció un tiempo con sus hijos hasta que decidió regresar a Vila Polissena. Allí no tardó en ser detenida y enviada a Alemania. Acusada de traición, fue trasladada a Buchenwald. Cuando llegó al campo de concentración la ubicaron en un barracón de aislamiento donde fue ocultada su identidad. En agosto de 1944 los aliados bombardearon el campo. Mafalda sufrió graves heridas y murió a los pocos días. 

Su familia supo de su fallecimiento por los periódicos cuando se encontraban exiliados en Egipto. En 1951, su marido recibió la autorización del gobierno soviético para poder exhumar el cuerpo de Mafalda del cementerio de Weimar donde había sido enterrada. Sus restos mortales fueron trasladados definitivamente al mausoleo de la familia de los landgraves de Hesse, en el castillo de Kronberg.

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