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Rompiendo las normas

 En 1970, la gala de Miss Mundo, celebrada en el Royal Albert Hall de Londres, reunió a más de 100 millones de espectadores de todo el mundo ante la pequeña pantalla. Todo un acontecimiento mundial en el que se ensalzaba la belleza de la mujer y que tuvo como protagonistas no solo a las hermosas candidatas. Un grupo de feministas irrumpió en el escenario para denunciar ante todo el planeta que aquello no era más que un modo de cosificar a la mujer. 

Este momento histórico es el que centra el argumento de la película Rompiendo las normas (Misbehaviour). Keira Knightley da vida a la protagonista, Sally Alexander, entonces una joven activista que soñaba con la igualdad entre hombres y mujeres. Sally llevaba tiempo luchando con otras feministas para mejorar la situación de las mujeres en el mundo laboral, académico y familiar. La celebración de la gala de Miss Mundo, en la que un machista Bob Hope no dejaba de hablar de las mujeres como si fueran objetos de deseo, resultó ser el escenario perfecto para convertirlo en una plataforma mundial de reivindicación feminista. 

La propia Sally, en una entrevista a la BBC afirmó entonces que “no teníamos nada contra las concursantes. Nuestro argumento era: ¿Por qué tenemos que ser hermosas para ser tenidas en cuenta como mujeres?”. Su irrupción y la de otras activistas en el escenario visibilizó su lucha convirtiéndose en un antes y un después para el feminismo británico y también mundial. 

No teníamos nada contra las concursantes. Nuestro argumento era: ¿Por qué tenemos que ser hermosas para ser tenidas en cuenta como mujeres?

Si la presencia de las activistas ya causó un gran revuelo, no menos sorprendente fue que la ganadora del concurso fuera una mujer que representaba al estado caribeño de Granada, Jennifer Hosten, fue la ganadora, y Pearl Jansen de Sudáfrica quedó como primera finalista. Ambas mujeres de color que rompieron igualmente con otro estereotipo de belleza y con la doble discriminación que sufrían las mujeres negras. 

Sally Alexander continuó implicada en el movimiento feminista organizando la primera conferencia nacional del Movimiento de Liberación de Mujer. Diplomada en historia, publicó varios ensayos feministas y desde hace pocos años es profesora emérita de Historia Moderna de la Universidad de Londres. 

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