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Patrona de la arqueología, Santa Helena (250-330)

 En el siglo XVII, el Papa Urbano VIII encargó al escultor Andrea Bolgi que erigiera una estatua de Santa Elena. Esta imponente escultura se puede contemplar en la actualidad en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Bolgi esculpió a la santa acompañada de una imponente cruz. En su mano izquierda colocó los clavos utilizados durante la crucifixión, clavos que ella misma habría ayudado a descubrir destacando así su papel como impulsora de la recuperación de las reliquias sagradas de Jesús. 

Santa Helena no fue solamente la madre del primer emperador cristiano, Constantino el Grande, sino que se erigió como patrona de la arqueología, cuya festividad se celebra el 18 de agosto. 

Flavia Iulia Helena habría nacido hacia el año 250 en Bitinia, en la actual Turquía, según San Ambrosio. Otras fuentes la sitúan en Sicilia. De orígenes humildes, san Ambrosio nos dice que era stabularia, moza de cuadra. Es probable que Helena fuera hija de un sirviente, pero llegó a convertirse en la esposa del tetrarca Constancio Cloro del que se divorció no sin antes haber dado a luz a su hijo Constantino. Cuando este se convirtió en emperador, su madre tuvo un papel relevante en la corte y ambos terminaron convirtiéndose al cristianismo. 

Como madre de emperador, Helena impulsó importantes obras de caridad pero, sobre todo, se centró en defender su nueva fe dedicando buena parte de su vida a recuperar los vestigios materiales de la pasión de Cristo. Para ello viajó a Tierra Santa, acompañada en todo momento por el obispo de Jerusalén, Macario I. Allí inició un exhaustivo estudio de la zona hasta que dio con el lugar exacto de la crucifixión de Jesús, el Gólgota, donde se encontraba un templo dedicado a Venus donde mandó excavar.

Helena supervisó las excavaciones arqueológicas en esa zona y otras relacionadas con la vida de Jesús recuperando reliquias de los Reyes Magos, la Escalera Santa, la Vera Cruz y los clavos de la misma. También mandó construir varios templos: en la Gruta de la Natividad de Belén, en el Monte de los Olivos y en el Calvario. Helena impulsaría así una de las tradiciones más populares de los tiempos medievales, las peregrinaciones a Tierra Santa.

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