Artista de estilo Rococó, la obra de Anna Dorothea Therbusch iluminó la corte de Federico II el Grande. Rechazada en París, donde escandalizó a la comunidad artística con un retrato semidesnudo de Diderot, tuvo que renunciar a su familia para poder vivir de su gran pasión. Tras su muerte, fue prácticamente olvidada.
Anna Dorothea Lisiewski nació el 23 de julio de 1721 en Berlín, en el seno de una familia de artistas. Fue su padre, el pintor Georg Lisiewski quien enseñó a sus hijos los entresijos de la pintura. Tanto ella como su hermana mayor Anna Rosina no tardaron en ser conocidas como niñas prodigio con el pincel. Anna Dorothea tuvo que abandonar durante años su pasión por los lienzos cuando se casó con un hostelero de Berlín con el que tuvo cuatro hijos. A Ernst Friedrich Therbusch no le pareció demasiado bien que su esposa dedicara su tiempo a pintar cuando la requería para cuidar de la familia y colaborar en el negocio familiar como camarera.
Durante quince años, Anna tuvo que renunciar a su talento. Hasta que un día se cansó de su vida doméstica y familiar y decidió abandonar a su marido y sus hijos.
En la década de 1670, Anna retomó su pasión artística y no tardó en destacar como pintora en las cortes de Berlín, Stuttgart y Mannheim. Además de recibir lucrativos encargos, en 1762 era nombrada miembro honorario de la Academia de las Artes de Stuttgart. En 1675 se trasladó a vivir a París donde no fue recibida con los brazos abiertos. Le costó convencer a los artistas de la capital francesa de que su talento era genuino.
Fue con el apoyo del filósofo Denis Diderot, quien le encargó un retrato, todo un escándalo porque lo pintó con el torso semidesnudo, que finalmente recibió el reconocimiento de la Real Academia Francesa de Pintura y Escultura. Durante un tiempo convivió con el pensador francés, pero finalmente decidió abandonar París y regresó a Berlín.
En la corte de Federico II el Grande, situada en el espléndido palacio de Sanssouci, Anna Dorothea recuperó el prestigio que tanto anhelaba convirtiéndose en una reputada artista cuyas obras sirvieron para decorar el palacio de la realeza prusiana.
El 9 de noviembre de 1782, a los 61 años de edad, Anna Dorothea Therbusch fallecía en Berlín.
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