Ir al contenido principal

El peligro de la palabra femenina, Anne Hutchinson (1591-1643)

 La Reforma Protestante otorgó a los fieles cristianos la posibilidad de acercarse a las Sagradas Escrituras libremente y abrió un camino distinto a los seguidores de la fe de Cristo. Sin embargo, en lo que a las mujeres se refiere, continuó manteniéndolas relegadas al silencio. Las distintas comunidades protestantes que siguieron tras el cisma de Lutero, variaron aspectos de su doctrina, pero prácticamente todos tenían una respuesta unánime al papel de las mujeres. Estas, luteranas, calvinistas, evangelistas, puritanas, no siempre aceptaron ese rol de sometimiento. Anne Marbury Hutchinson fue una de ellas. Pagó cara su osadía y su muerte fue vista como una venganza divina.

Los registros parroquiales indican que Anne Marbury fue bautizada el 20 de julio de 1591, por lo que habría nacido pocos días antes en Alford, Lincolnshire, donde vivió durante su infancia, junto a sus padres, Bridget Dryen y el pastor Francis Marbury, quien le acercó a las Sagradas Escrituras. Anne se casó en 1612 con un comerciante llamado William Hutchinson con el que llegó a tener más de una docena de hijos.  

La familia Hutchinson se trasladó a vivir a Massachusetts, siguiendo al reverendo John Cotton. Allí Anne empezó a participar en reuniones de la comunidad en los que se abordaban temas religiosos. Ávida lectora de libros sobre teología y doctrina religiosa, Anne no tardó en despuntar como consejera espiritual de hombres y mujeres de su nueva comunidad. 


Las reuniones de Anne con otras mujeres, a las que hablaba de fe y de cómo alcanzar la salvación eterna, asegurando que solamente la gracia de Dios, la doctrina conocida como el Pacto de la Gracia, y no las buenas obras en la tierra era el camino para llegar al cielo, no tardaron en causar revuelo. Cada vez eran más las personas que acudían a escucharla, lo que levantó sospechas entre los líderes puritanos. Estos no tardaron en escandalizarse cuando Anne defendía que la relación con Dios no siempre requería de la intercesión del clero. 


En 1637, la comunidad la sometió a juicio y fue condenada por herejía. Su mayor pecado había sido pretender asumir el papel de los predicadores, algo que su marido apoyó. Durante el juicio, lejos de amilanarse ante las acusaciones de haber querido suplantar a los hombres y abandonar su silencioso papel que como mujer se le exigía, Anne aseguró que había recibido una revelación directa de Dios, permitiéndole interpretar las Escrituras. Excomulgada y condenada a abandonar la colonia, Anne y su familia se marcharon a vivir a Rhode Island. En 1642 falleció su marido y se marchó a vivir a Long Island. Un año después, ella y sus hijos eran asesinados en un ataque de los indios americanos. Los puritanos de su antigua colonia no lloraron su muerte, sino que la celebraron como un castigo divino. 



Siglos después, el gobernador de Massachusetts absolvió simbólicamente a Anne. La artista feminista Judy Chicago la incluyó en su enorme obra The Dinner Party, en la que representó a cientos de mujeres relevantes de la historia. 

Comentarios