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La partera de Auschwitz, Stanisława Leszczyńska (1896-1974)

La Segunda Guerra Mundial dejó dramas humanos difíciles de curar, horrores que quienes lo vivieron y sobrevivieron nunca podrían olvidar. El conflicto dejó también historias de esperanza en medio de tanto dolor y desesperación. Ese fue el caso de una mujer polaca que fue conocida como "La partera de Auschwitz". 

Su nombre era Stanisława Leszczyńska y había nacido el 8 de mayo de 1896 en el seno de una familia católica humilde. Su padre, carpintero, y su madre, obrera en una fábrica, cuidaron de sus tres hijos como pudieron en Polonia hasta que emigraron unos años a Río de Janeiro, donde vivieron dos años buscando una vida mejor. 

En 1916 se casó con Bronisław Leszczyński con quien tuvo cuatro hijos. Años después de contraer matrimonio, Stanisława quiso estudiar y se matriculó en la Universidad de Varsovia donde se especializó en el ámbito de la matronería. 

La familia tenía una existencia relativamente tranquila que se vio truncada por la invasión alemana de Polonia. Sin dudarlo, empezaron a ayudar a amigos y vecinos judíos. Su labor no tardó en ser descubierta por la Gestapo. Mientras Bronisław pudo huir con su hijo mayor, Stanisława fue detenida con sus tres hijos pequeños en febrero de 1943. Nunca más volvieron a verse. 

Stanisława fue enviada al campo de concentración de Auschwitz mientras que sus hijos viajaron hasta el campo de Mauthausen, en Austria. En Auschwitz, abatida por la separación de todos sus seres queridos, se enfrentó a una cruel realidad, el trato inhumano al que eran sometidas las mujeres embarazadas y sus hijos, ahogados en un barril al nacer, mientras ellas eran asesinadas. 

Stanisława conoció al infame médico Josef Mengele quien le pidió que fuera ella la que ejecutase a los bebés, a lo que se negó en redondo, aún a sabiendas que aquello podría ser su sentencia de muerte. Mengele debió descubrir las dotes como matrona de Stanisława pues la incorporó a su equipo en el que tenía que vigilar a las parturientas. 

La matrona aprovechó su "privilegiada" situación en el campo para ayudar a traer al mundo a unos tres mil niños en aquel infierno en la tierra. De todos ellos, apenas un puñado sobrevivieron. Aún así, Stanisława intentó ayudar a aquellas mujeres en todo lo que pudo. 

Cuando en enero de 1943, dos años después de su ingreso en Auschwitz, las tropas aliadas entraron en el campo, Stanisława pudo reencontrarse con sus hijos. Años después, Stanisława pudo conocer a las mujeres a las que había ayudado a ser madres y a los niños que habían sobrevivido. 

Stanisława fallecía el 11 de marzo de 1974. La Iglesia católica inició su proceso para declararla sierva de Dios e iniciar el camino a la beatificación.