Frances Glessner Lee elaborando las piezas de sus dioramas. Foto:glessnerhouse.org Ver a una ancianita elaborar detalladas casas de muñecas podría llevarnos a pensar en una entrañable escena en la que preparaba un regalo para alguna de sus nietas. Pero las imágenes no siempre son lo que parecen. Aquella ancianita de más de sesenta años que construía a escala y con el más mínimo detalle hogares victorianos realizaba, en realidad, recreaciones sumamente realistas de crímenes sin resolver. Frances Glessner Lee estaba llamada a ser una mujer más de la Norteamérica decimonónica. Era hija de una próspera familia de industriales y esposa de un reputado abogado. Pero el papel que se le asignó a Frances no fue el que ella deseaba en la vida. Siempre había soñado con ser médico o enfermera, poder ir a la universidad y trabajar en la investigación criminal. Roles muy alejados de lo que se esperaba de alguien como ella. Así que tuvo que esperar pacientemente durante años para ser lo...
Soy Sandra Ferrer Valero, escritora apasionada por la historia de las mujeres. Comparte conmigo el amor hacia un pasado en femenino