La santa mediadora, Isabel de Portugal (1271-1336)

Santa Isabel de Portugal, Francisco de Zurbarán. Museo del Prado. Wikimedia Commons

Isabel de Portugal subía a los altares en 1625 de la mano del papa Urbano VIII, tres siglos después de su fallecimiento. Mujer devota y solidaria con los demás, Isabel fue una princesa aragonesa entroncada con las más importantes casas reales de la Edad Media europea, que fue destinada al reino portugués para cumplir las estrategias diplomáticas de Aragón. Su matrimonio con el rey Dionís no fue un camino de rosas. Además de soportar la agresividad de su marido, se hizo cargo de muchos de sus hijos bastardos. Isabel tuvo que mediar en varias ocasiones entre Dionís y el heredero al trono de Portugal convirtiéndose en pieza clave de la política de su reino adoptivo. Al quedarse viuda, peregrinó a Santiago, se retiró a un convento de clarisas y tras su muerte se le adjudicaron varios milagros además de permanecer su cuerpo incorrupto.

La princesa Isabel de Aragón nació en el año 1271 en Zaragoza. Isabel era hija del rey Pedro III de Aragón y de Constanza II de Sicilia. Entre sus ancestros se encontraba Santa Isabel de Hungría además de ser nieta de Jaime I el Conquistador y biznieta del emperador Federico II.

Desde bien pequeña recibió una esmerada educación orientada a convertirse en una reina. Ya entonces, Isabel empezó a mostrar una fe inquebrantable y un deseo de vivir una vida de piedad. Pero el convento no sería su destino, al menos en un inicio.

Poco tiempo duró su infancia. Su padre, el rey Pedro III de Aragón, ya había pactado con Portugal el enlace de Dionís con su hija cuando apenas tenía diez años. En el mes de febrero de 1288 una embajada portuguesa llegaba a Barcelona con el fin de celebrar el matrimonio por poderes y llevarse a la joven infanta hasta Trancoso, donde el 24 de junio de aquel mismo año, Isabel se casaba con el rey Dionís de Portugal.

Empezaba entonces un periodo difícil para la nueva reina portuguesa, quien se ganó el cariño de un pueblo que admiraba a Isabel por su devoción y generosidad. Las idas y venidas de su marido, un hombre violento y poco afectuoso, afectaban al ánimo de Isabel quien a pesar de no aceptar las relaciones extramatrimoniales de Dionís, se haría cargo de algunos de sus hijos ilegítimos.

Los verdaderos problemas surgieron cuando la relación paterno filial entre Dionís y el heredero legítimo, Alfonso, empezaron a ser conflictivas llegando a su punto álgido cuando llegaron a oídos de la reina rumores de que su marido había solicitado a la Santa Sede legitimar a uno de sus bastardos, llamado también Alfonso.

El conflicto llegaría al campo de batalla en varias ocasiones y fue gracias a la intercesión de la reina Isabel que el enfrentamiento entre Dionís y Alfonso no llegó nunca a un derramamiento de sangre. En 1325 terminaría la tensión dinástica con la muerte de Dionís y el ascenso de manera pacífica de su hijo legítimo al trono de Portugal como Alfonso IV.

Años después, la reina viuda decidió trasladarse a vivir al monasterio de Santa Clara-a-Velha en Coimbra donde no tomó los hábitos pero se entregó a una vida de piedad y ayuda a los más necesitados. En ese tiempo fundó varios monasterios y realizó dos peregrinaciones a Santiago de Compostela como una mujer más, sin ningún signo externo de su realeza.

La vida de Isabel de Portugal llegaría a su fin en Castilla donde, una vez más, tuvo que ejercer de mediadora en un conflicto. Esta vez los contendientes eran su hijo Alfonso IV y su nieto, Alfonso XI de Castilla, hijo de su amada Constanza. En el castillo de Estremoz, donde se encontraba Alfonso de Portugal, la reina se retiró a descansar tras el largo viaje. El 4 de julio de 1336 fallecía en el lecho después de hacer prometer a su hijo que pondría fin a las hostilidades contra su nieto, el rey castellano.

Enterrada primero en el monasterio de Coimbra en el que había residido los últimos años de su vida, su cuerpo sería trasladado a Santa Clara-a-nova donde sus restos permanecieron hasta nuestros días.
Fue Manuel el Afortunado, cuando inició el proceso de beatificación que culminaría el 15 de abril de 1516 con la firma de una bula del papa León X. Un siglo después era canonizada y su fiesta se asignaba para el aniversario de su muerte.

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https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=619
http://www.franciscanos.org/bac/isabelportugal.html
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/isabel_santa.htm

 Si quieres leer sobre ella

La rosa de Coimbra, Maria Pilar Queralt del Hierro

Comentarios

  1. Muchas gracias por dar a conocer en tu blog a Santa Isabel de Portugal. A ese breve post debo añadir también que Santa Isabel de Portugal es venerada como intercesora y abogada por la paz y por el fin de guerras y conflictos debido precisamente al papel que jugó para mantener la paz tanto dentro de su reino de adopción, Portugal, como ante conflictos entre Portugal y Castilla.
    En el santoral católico también hay reinas cristianas veneradas hoy en la Iglesia católica y en las otras confesiones cristianas. Te digo algunas de ellas por si te interesa:

    -Santa Isabel de Hungría, tía abuela de Santa Isabel de Portugal, fue hija del rey Andrés II de Hungría, y al igual que su sobrina-nieta, en su vida destacó mucho la caridad y el amor cristiano al prójimo. Estuvo casada con el langrave Luis de Turingia con el que formó un matrimonio muy feliz hasta que él murió en el transcurso de la 6ª Cruzada. Es patrona de la 3ª Orden de San Francisco, de los teutonicos y de enfermeras.
    -Santa Clotilde fue esposa de Clodoveo, rey de los francos. Junto a San Remigio, Clotilde jugó un importante papel en la conversión de su esposo al cristianismo y con él todo el pueblo franco. Gracias a ese bautismo, desde entonces la actual Francia es cristiana.
    -Santa Matilde fue esposa de Enrique I el Pajarero, precursor del Sacro Imperio Romano Germánico, y madre del emperador germánico Otón I. Era descendiente de Widukind, un guerrero sajón que se enfrentó en varias ocasiones al emperador Carlomagno.
    -Santa Adelaida fue primero reina de Italia y después emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico. Enviudó de su primer marido, muero envenenado, el rey Lotario de Italia con 18 años y una hija pequeña. Al negarse a casarse con el hijo del presunto asesino de su marido, Berengario, ella acabó presa y confinada hasta que se puso bajo la protección de Otón I el Grande emperador del Sacro Imperio con quien se casaría y pasaría a ser emperatriz consorte. Ejerció la regencia del Sacro Imperio dos veces en nombre de su hijo Otón II y de su nieto Otón III.
    -Santa Margarita de Escocia fue reina de Escocia. Por parte de padre descendía de la realeza inglesa, es biznieta de San Eduardo el Confesor, rey de Inglaterra; por parte de madre lleva sangre real húngara y es descendiente del rey San Esteban de Hungría,primer rey cristiano de los húngaros. Ella y su familia acabaron refugiándose en las costas de Escocia debido a la invasión normanda de Inglaterra. Allí se casó con Malcolm III, rey de Escocia. También ella es un modelo de caridad y de piedad cristianas. Es patrona de Escocia.
    -Santa Bera de Kent fue esposa del rey Ethelberto de Kent, uno de los reinos en los que se dividía la Inglaterra anglosajona. Su influencia en su esposo fue determinante para la posterior labor evangelizadora de Inglaterra dirigida por el benedictino San Agustín de Canterbury. Por tanto a ella se debe en buena medida la conversión y bautizo del rey Ethelberto y la evangelización y cristianización de Inglaterra.
    -Olga de Kiev fue reina consorte de la Rus de Kiev, el germen de la futura Rusia, y regente en nombre de su hijo Sviatoslav II. A ella se debe la conversión de su jieto Vladimir I de Kiev al cristianismo ortodoxo y con él todo el pueblo ruso. Gracias a ella la Rus de Kiev y después la actual Rusia profesan desde entonces el cristianismo ortodoxo bajo la órbita del imperio bizantino. Por su papel en la evangelización de la actual Rusia es hoy muy venerada por la Iglesia Ortodoxa.

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