Los sueños de una niña, Ana Frank (1929-1945)

 
Foto: Wikimedia Commons

La Segunda Guerra Mundial se llevó por delante a millones de personas en los campos de batallas y en los centros de exterminio nazis. Millones de vidas anónimas truncadas en muchos casos de manera prematura y cuya memoria quedó olvidada en aquellos terribles escenarios de la vergüenza. Una niña, Ana Frank, vivió aquel horror y lo relató en un pequeño diario. Su historia, por desgracia, no fue única, pero gracias a ella, podemos conocer de primera mano uno de los episodios más trágicos de la historia reciente del viejo continente.

La casa de atrás
Annelies Marie Frank nació el 12 de junio de 1929 en la ciudad alemana de Fráncfort del Meno. Era la hija pequeña de Otto Heinrich Frank y Edith Hollander y tenía una hermana mayor llamada Margot. Tras la subida al poder del nazismo, la familia Frank huyó de Alemania y se instaló en Ámsterdam donde durante un breve periodo de tiempo tuvieron una vida más o menos tranquila.

Pero cuando los alemanes ocuparon también Holanda, Ana y su familia tuvieron que esconderse. El 5 de julio, la hermana mayor de Ana, Margot, recibía la orden de presentarse para ser deportada a un campo de trabajo. El aviso aceleró los planes de la familia. El lugar elegido para ocultarse fue un anexo de un viejo edificio de la empresa Opekta en el Prinsengracht donde trabajaba su padre. Oculta tras una estantería, se abría la puerta de lo que ellos denominaban "La casa de atrás" y donde estuvieron viviendo des del 9 de julio de 1942 hasta el 4 de agosto de 1944.



Foto: Pinterest

Junto a los Frank, se refugiaron otra familia, Hermann y Auguste van Pels y su hijo, Peter, y un dentista llamado Fritz Pfeffer. Todos ellos pudieron sobrevivir escondidos durante dos años gracias a la ayuda de algunos de los trabajadores de la empresa quienes les facilitaban alimentos y productos de primera necesidad.

El final de la esperanza
Los ocho habitantes de la Casa de Atrás vivieron dos años soñando en que algún día terminaría la guerra, siguiendo de cerca el avance de las tropas aliadas gracias a una pequeña radio, y esperando poder salir definitivamente de aquel escondite.

Pero sus esperanzas se vieron truncadas cuando el 4 de agosto de 1944 la Grüne Polizei llegó hasta su escondite guiados por un informador anónimo. Ana y los demás habitantes de la Casa de Atrás fueron trasladados a un campo en Westerbork donde permanecieron hasta el 2 de septiembre cuando fueron trasladados a Auschwitz. Allí fueron separados los hombres de las mujeres y los niños. No volverían a verse nunca más. Solamente Otto Frank, el padre de Ana, sobrevivió al Holocausto.

El 28 de octubre, después de haber pasado meses viviendo en unas condiciones infrahumanas y realizando trabajos forzados, Ana y su hermana Margot fueron trasladadas a otro campo, el de Bergen-Belsen. Su madre, Edith Frank murió en Auswichtz.

Ni Ana ni Margot sobrevivirían muchos meses más. En marzo de 1945, Margot sufrió una tremenda caída de su litera donde yacía debilitada y murió en el acto. Ana fallecía el 12 de marzo a causa de unas fiebres tifoideas. Tenía quince años y no pudo aguantar los pocos días que la habrían llevado a su tan soñada libertad. El 15 de abril de 1945 las tropas británicas liberaban el campo de concentración.

El diario de Ana Frank
Cuando Ana celebró su duodécimo cumpleaños, ya en Ámsterdam, su familia le regaló un pequeño cuaderno con tapas de tela y un estampado de cuadros rojo y negro que ella utilizó como diario. Como si explicara su vida a una amiga imaginaria a la que bautizó como Kitty, Ana creció junto a su diario. Las primeras páginas llenas de experiencias típicas y normales de una niña que va al colegio, dejaron paso a la tristeza de la huida a la Casa de Atrás, donde pasaría dos años relatando aquella existencia opaca y falta de alegrías verdaderas.

Ana plasmó en su diario sus sentimientos como niña, sus vivencias más sencillas y rutinarias y los mezcló con el miedo causado por los constantes bombardeos y amenazas de ser descubiertos y con la esperanza y el sueño de volver, algún día, a tener una vida normal. Ana soñaba con convertirse en escritora y así lo explicó a su diario, al que confió sus pensamientos más íntimos relacionados con sus padres, su hermana y los demás inquilinos de aquel refugio.

Miep Gies y Bep Voskuijl dos de los trabajadores que colaboraron en el escondite de los Frank, pudieron salvarse. Tiempo después volvieron al refugio de sus amigos y encontraron, entre otras pertenencias personales, el diario de Ana. Lo recogieron y guardaron con la esperanza de poder devolverlo a su autora, algo que no sería posible.

Fue su padre, el único superviviente de aquel grupo quien recuperó el diario. Otto decidió cumplir uno de los deseos que su hija había plasmado en aquel diario, convertirse en escritora, y no dudó en publicar aquel pequeño pedazo de la vida de su hija.

Desde su primera edición en 1947, el Diario de Ana Frank se ha reeditado en muchas ocasiones y en distintos idiomas. Además de halagos ha recibido también el ataque de aquellos que aún siguen negando el Holocausto y se empeñan en afirmar que el Diario es una invención de Otto Frank.

Ana fue, sin duda, una niña normal, con los anhelos y sentimientos típicos de una niña de su edad que tuvo la desgracia, como millones de personas de su tiempo, de vivir uno de los horrores más vergonzosos de la historia de la humanidad.

 Si quieres leer sobre ella 

Diario, Ana Frank
16 mujeres muy, muy importantes, Jordi Sierra y Violeta Monreal




http://www.annefrank.org/es/

Comentarios

  1. ¡Cuántas mujeres impresionantes! Qué buena labor realizas Sandra. Va a ser un gustazo ir conociendo las diferentes historias, así que iré leyéndolas poco a poco. Saludos de una nueva seguidora.

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  2. Yo conozco la historia de Ana Frank y su diario desde pequeño.Incluso tengo y he leído un ejemplar de su famoso diario.En efecto podría haber sido una buenísima escritora si los nazis no hubieran acabado con ella antes.
    Conozco también la historia de otra víctima del Holocausto nazi por ser judía. Esa mujer se llamaba Edith Stein. Aunque era de familia judía se convirtió posteriormente al catolicismo a raíz de leer la vida de Sta Teresa de Jesús.Sin enbargo su nueva fe católica no la pudo proteger de la deportación y la muerte en las cámaras de gas.
    Saludos de un seguidor y apasionado de la Historia.

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  3. Me encantó el libro. Sin duda fue impresionante.

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  4. Gracias Sandra. Verdaderamente es un historia conmovedora.

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  5. Cuál fue el sueño que tubo después de la guerra

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