La reina de las ciencias, Mary Somerville (1780-1872)


Retrato de Mary Somerville, Thomas Phillips. Scottish National Gallery. Wikimedia Commons

El siglo XIX nos ha dejado grandes nombres de mujeres científicas que aportaron grandes descubrimientos al mundo de las matemáticas, la astronomía o la física. Una de esas mujeres fue sin duda Mary Somerville, una escocesa que a pesar de no saber leer a los 10 años, su incansable ansia de saber la llevó a convertirse en una de las mujeres científicas más importantes de la historia.

Pasatiempos femeninos
Mary Fairfax Greig Somerville nació el 26 de diciembre de 1780 en Jedburgh, Escocia, en la casa de su tía. Su padre era el almirante Sir William George Fairfax. La niñez de Mary transcurrió en calma, en contacto con la naturaleza que un día empezaría a observar de manera científica. Mary no tuvo una educación formal por lo que tuvo que aprender de manera autodidacta. Su paso por un internado no fue fructífero para su formación pero su encuentro con el doctor Somerville cambiaría su vida. Tenía 13 años cuando conoció al que en el futuro sería su suegro, un hombre sabio que se dio cuenta al momento de las ganas de aprender de la pequeña. Así, sus primeros contactos con el saber se centraron en la vida de grandes mujeres de la antigüedad.


Retrato de Mary Somerville. Evert Duykinck. Wikimedia Commons

Mary empezó a aficionarse a los pasatiempos matemáticos de las revistas femeninas que resolvía con rapidez. Pronto intentó inmiscuirse en las clases que recibía su hermano de matemáticas y consiguió superar al mismísimo tutor.

Científica y defensora de los derechos de la mujer
Mary Somerville se casó con un capitán de la marina rusa llamado Samuel Greig cuando tenía 24 años. Tres años más tarde quedaba viuda, con dos hijos y con una independencia económica que no desaprovechó. Mary no lo dudó y continuó con sus estudios de matemáticas.

En 1812 se volvió a casar, esta vez que el hijo de aquel doctor Somerville, William Somerville, también médico y amante de las ciencias como su esposa. En su casa de Londres Mary tuvo la oportunidad de conocer a importantes nombres del mundo de la ciencia. Fue entonces cuando conoció también a Ada Lovelace, de quien se convertiría en su mentora.


Retrato de Mary Somerville. James Rannie Swinton. Somerville College, University of Oxford

En 1831 Mary publicó La Mecánica Celeste, una traducción de la obra de Laplace en la que expuso los detalles del trabajo de dicho científico y que eran inéditos en aquel momento en Inglaterra. Esta publicación la hizo famosa y la convirtió en una de las mujeres científicas más respetadas del momento. Cuatro años después era elegida junto a Caroline Herschel como miembro honorario de la Royal Astronomical Society convirtiéndose en las primeras mujeres en recibir esa distinción.

A partir de ese momento Mary no dejó de trabajar de manera incansable tanto en Inglaterra como en Italia donde se trasladó con su marido en 1838. Sus obras sobre matemáticas y astronomía tuvieron un gran éxito por su claridad y su estilo divulgativo.

Además del trabajo científico, Mary tuvo tiempo para defender públicamente la educación de las mujeres y convertirse en una ferviente sufragista.

Mary Somerville trabajó durante toda su larga vida. Falleció en Nápoles el 28 de noviembre de 1872, a los 92 años de edad, mientras estaba estudiando e investigando problemas matemáticos.

La memoria de Mary Somerville se mantiene viva no sólo en su obra sino también en instituciones como el Somerville College de Oxford, una isla, un asteroide descubierto en 1987 y un cráter lunar que llevan su nombre.

 Si quieres leer sobre ella

Personal recollections from early life to old age of Mary Somerville with Selections from her Correspondence, Martha Somerville
Mujeres, manzanas y matemáticas. Entretejidas, Xaro Nomdedeu
Las damas del laboratorio: Mujeres científicas en la historia, María José Casado

Comentarios

  1. Aquestes "Grans Dones" et fan sentir tan petita... Gràcies, de nou, estimada Sandra.

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  2. Mi querida Sandra, da auténtico gusto encontrar mujeres como Mary Somerville que, junto a su talento innato y a su enorme curiosidad y deseo de aprender, dispusiesen también de las condiciones óptimas poder poner en práctica sus ideas; si a ello unimos el reconocimiento público de su gran labor, nos hallamos ante un momento espléndido por el que todas y todos debemos felicitarnos.
    Todo un homenaje a ella y a sus magníficas aportaciones su "catasterización" en el firmamento.
    Mil bicos, cara.

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    1. Siento un respeto enorme por aquellas mujeres que tuvieron y tienen mentes tan fantásticas. Un abrazo

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  3. mancantao la mari, tene una vida presiosa. Es mi fan, CON AMOOOOR.

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