Maharaní española, Anita Delgado (1890-1962)

© Wikimedia commons

Ana María Delgado, una bailarina malagueña que se cruzó un día en la vida de un maharajá, estaba destinada a vivir una vida de película.

Pasión por el arte
Ana María Delgado Briones nació en Málaga el 8 de febrero de 18901890. Sus padres, Ángel Delgado de los Cobos y Candelaria Briones, regentaban un modesto café llamado La Castaña. Desde muy pequeña, Ana y su hermana Victoria mostraron un gran interés por el mundo artístico llegando a pedir a sus padres un gran esfuerzo económico para poder asistir a clases interpretativas.

Las Camelias
Debido a la mala situación financiera de la familia, los Delgado emigraron a Madrid. En la capital, las hermanas no sólo continuaron su formación artística, sino que consiguieron debutar como teloneras de artistas destacadas de la época como La Fornarina o Pastora Imperio en el famoso Café Central-Kursaal. Ana y Victoria, conocidas como Las Camelias, encandilaron pronto al público.

Una visita real
En 1906 se iba a casar el rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battemberg. Al enlace real iban a acudir muchos miembros de casas reales por lo que Madrid se llenó por unos días de reyes y príncipes. Entre ellos, el maharajá de Kapurthala, Jagatjit Singh, quien un día decidió pasar una agradable velada en el famoso café madrileño donde actuaban Las Camelias.

El maharajá quedó al punto prendado de la belleza y encanto de Anita. Jagatjit no dudó en mandar varias peticiones a la joven malagueña a cambio de dinero, algo que Anita consideró vender su cuerpo y se negó. Tras varios intentos por parte del monarca hindú de acercarse a la bailarina, entre las que se encontraba una petición firme de matrimonio, Jagatjit consiguió su cometido. Aunque no sin la ayuda de unos ilustres alcahuetes como fueron Romero de Torres y Valle-Inclán, quienes manipularon una carta de Anita en la que aceptaron por ella el compromiso matrimonial.

© www.pinterest.es/presenmarin/anita-delgado

Vida en la India
Casada con el maharajá, la joven bailarina malagueña se convirtió en maharaní del principado indio de Kapurthala. Tras una boda de ensueño y unos primeros años de felicidad de los que nació su único hijo Maharajkumar Ajit Singh, el cuento de hadas se empezó a difuminar.

En 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, la pareja viajó a Europa para dar apoyo al bando aliado y suministrar importantes donativos a hospitales franco-británicos. Anita llegó a conocer a Gandhi y se implicó en la lucha contra tradiciones retrógradas hindúes que denigraban a la mujer.

Poco tiempo después, las diferencias culturales de la pareja y la intención del maharajá de convertir a la bella Anita en una esposa sumisa, hicieron mella en el matrimonio. En 1925 se separaron y Anida marchó a vivir a París con su hijo. A pesar del divorcio, la que un día fue maharaní, lloró sinceramente la muerte de su exmarido en 1949.

Memorias manipuladas
Anita Delgado pasó los últimos años de su vida entre París, Madrid y Málaga. Su principal obsesión tras la muerte del maharajá, fue escribir sus memorias. Estas fueron publicadas en el diario Madrid pero fueron manipuladas para darles un toque escandalosamente sensacionalista. Anita no pudo parar la edición del diario. Sería su hijo quien, después de morir su madre, consiguió detener la publicación.

Anita Delgado murió en Madrid en 1962 de un ataque cardíaco.

 Si quieres leer sobre ella

El sueño de la maharaní, Elisa Vázquez de Gey
Divorciadas con historia, Elena Zarraluqui

Comentarios