La última emperatriz francesa, Eugenia de Montijo (1826-1920)


Retrato de Eugenia de Montijo. Franz Xaver Winterhalter. Wikimedia Commons

Nació y murió en España, pero vivió buena parte de su vida en Francia, donde fue emperatriz consorte al lado del emperador Napoleón III. Vivió el esplendor y la caída del segundo imperio; tuvo que sufrir la derrota de su marido, el exilio y el golpe final, la desaparición de su hijo en Sudáfrica.

De Granada a París
María Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick nació en Granada, el 5 de mayo de 1826 en una de las familias más destacadas de la aristocracia española. Su padre, Cipriano Palafox y Portocarrero, era conde de Teba y de Montijo y Grande de España; su madre, María Manuela Kirkpatrick, era de ascendencia escocesa.

Siendo aun una niña, marchó a París, al convento del Sagrado Corazón, donde recibió una profunda educación católica que marcaría su futura vida como emperatriz consorte.


Retrato de Eugenia de Montijo. Franz Xaver Winterhalter. Wikimedia Commons

Emperatriz del Segundo Imperio
María Eugenia conoció a Napoleón III en uno de los espléndidos bailes que se celebraban en el Palacio del Elíseo. Con 26 años, la joven granadina se casaba con el emperador francés. La ceremonia civil tuvo lugar el 29 de enero de 1853 y la boda religiosa se celebró al día siguiente en Notre Dame. Tres años después, en 1856, nacía el que sería su único hijo, el Príncipe Imperial, Luis Napoleón.

Participación en la política
Tras nacer Luis Napoleón, Eugenia empezó a participar activamente en la política del Segundo Imperio, dando cuenta de su inteligencia y sabiduría. La emperatriz no dudó en enfrentarse a su propio marido en alguna ocasión. Su fe católica la obligó a oponerse a la política que Napoleón realizaba en Italia y se posicionó del lado del Papa. En tres ocasiones la emperatriz ejerció la regencia ante la ausencia de su marido en París.

A pesar de oponerse en alguna ocasión a Napoleón III, Eugenia apoyó alguna de las más sonadas derrotas del Segundo Imperio: La guerra contra Prusia y su derrota en Sedán o la fallida invasión de México y el asesinato de su emperador impuesto, Maximiliano I, hermano del emperador Francisco José de Austria.


La emperatriz con su hijo Luis Napoleón. Franz Xaver Winterhalter. Wikimedia Commons

Camino del exilio
En 1870 se derrumbaba el segundo imperio francés. El 4 de septiembre de ese año se proclamaba la Tercera República tras la derrota de Napoleón III en la guerra con Prusia. María Eugenia y su hijo huyeron a Gran Bretaña donde esperaron la vuelta de Napoleón que había sido hecho prisionero en Sedán. Destituido de su papel de emperador, Napoleón vivió tres años con su familia en Inglaterra. Moría en 1873.

Muerte trágica
La espléndida vida que había llevado María Eugenia en París pronto desapareció. Las calamidades no terminaron con la destitución, exilio y muerte de su marido. En 1879, su hijo moría en Sudáfrica en una expedición contra los zulúes.

María Eugenia terminó sus días en su patria natal. Casi 40 largos años vivió sin su familia en distintos lugares de España hasta que murió en Madrid el 11 de julio de 1920 a los 94 años de edad. Sólo entonces se reunió con su marido y su hijo, junto a los que fue enterrados en la cripta imperial. María Eugenia volvía para siempre a París.

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