La voz romántica, Giuditta Pasta (1797-1865)



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Giuditta Pasta fue uno de los exponentes del romanticismo; su voz y su talento sobre el escenario fue comparado tiempo después al de la diva María Callas. Pero su carrera estuvo plagada de altibajos. Su debut supuso un auténtico fracaso, pero Giuditta no se rindió y continuó subiendo a los escenarios de media Europa donde el público se rendía a sus pies. Giuditta Pasta tuvo una carrera muy breve debido precisamente a su característica vocal que mermó sus posibilidades artísticas de manera prematura. Los últimos años de su vida los pasó retirada cerca del lago Como y dando clases de canto, traspasando su gran talento a sus pupilas.

Giuditta Pasta Angiola Maria Costanza nació 26 de octubre de 1797 en la ciudad italiana de Saronno. Hija de Carlo Antonio Negri y Raquele Ferranti, Giuditta se mostró desde pequeña interesada por la música. Sus primeras clases de solfeo y canto las recibió de la mano de su propio tío, un violoncelista llamado Philip Ferrante y después fue pupila del maestro de capilla de la catedral, Bartolomé Lotti.

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En 1813 sus padres le permitieron trasladarse a Milán para ingresar en el conservatorio donde recibió clases del compositor Giuseppe Scappa y otros destacados músicos de la escuela milanesa. Dos años después, el propio Scappa escribió Le tre Eleonore, una ópera pensada para que Giuditta hiciera su debut en un teatro de Milán. La primera representación en público fue un auténtico fracaso. Lejos de rendirse, Giuditta continuó estudiando con Scappa. Al año siguiente, se subía al escenario del Théâtre national de l'Opéra-Comique de París donde, ahora sí, el público aplaudió con fervor su actuación. Poco después de su primer éxito, Giuditta se casaba con el tenor Giuseppe Pasta.

En 1817 firmaba un contrato con el Teatro de Su Majestad de Londres donde tampoco tuvo demasiado éxito. Aquel mismo año se tuvo que retirar temporalmente de los escenarios para dar a luz a su hija Clelia. Antes de terminar el año, se reencontró con el canto en la ciudad de Venecia.

Desde entonces hasta su retiro a principios de la década de 1840, Giuditta Pasta paseó su amplio registro y su gran talento dramático por los templos del bell canto de Europa interpretando óperas míticas como Norma, Anna Bolena, Otello o Romeo y Julieta.

A lo largo de su breve carrera tuvo grandes éxitos sobre el escenario pero también algún que otro desastre. Aunque hacía tiempo que se había retirado oficialmente, Giuditta Pasta se subió por última vez a un escenario en el Royal Opera House de Londres en 1851.

Giuditta Pasta pasó los últimos años de su vida retirada junto al lago de Como, donde falleció a los sesenta y siete años el 1 de abril de 1865.



 Bibliografía 

Great singers, George T. Ferris

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