La monja alférez, Catalina de Erauso (1592-1650)
Wikimedia Commons
Rebelde, violenta y valiente, Catalina de Erauso pasó a la historia como la Monja Alférez. Sus padres quisieron para ella la tranquila vida de un convento pero ella escogió una existencia de aventuras en el Nuevo Mundo. Su aspecto masculino le permitió a Catalina llevar una vida de soldado y luchador.
Novicia rebelde
Catalina Erauso nació en San Sebastián en 1592. Sus padres, Miguel de Erauso y María Pérez de Gallárraga y Arce internaron en el convento de San Sebastián el Antiguo a Catalina y tres hermanas suyas a muy temprana edad. Pero así como sus otras tres hijas aceptaron con obediencia la decisión paterna, Catalina dio pronto signos de rebeldía.
En 1607, cuando Catalina era una adolescente, participó en una discusión dentro del convento con otra novicia. Además de recibir varios golpes fue recluida en una celda de castigo. La joven tuvo entonces claro que no pasaría el resto de su vida entre aquellos muros y escapó.
Construyendo una identidad masculina
Los años siguientes Catalina vagabundeó por distintas ciudades españolas con una identidad falsa. Vestida de labriego se hacía llamar con distintos nombres masculinos. Su aspecto físico nada femenino así como su porte varonil ayudaron al engaño.
Hacia el Nuevo Mundo
En Sanlúcar de Barrameda embarcó rumbo a América. Después de desempeñar varios oficios se enroló en el ejército español que por aquel entonces participaba en diversas guerras de conquista. Su manejo de las armas y su maestría en el combate le permitió llegar a ostentar el grado de alférez.
Sin embargo, Catalina no dejó nunca de participar en refriegas, conflictos y duelos que la obligaban a no permanecer demasiado tiempo en un lugar determinado por miedo a ser detenida. En un duelo llegó incluso a matar a su propio hermano, Miguel, quien descubrió su parentesco segundos antes de morir.
Finalmente fue detenida en Perú en 1623 tras una de tantas disputas. Declarada culpable y condenada a morir, Catalina decidió entonces desenmarcarase ante el obispo Agustín de Carvajal al que pidió clemencia. Fue entonces cuando tras casi 20 años de vida clandestina se destapó que aquel alférez español pendenciero era una mujer que había sido monja. Unas matronas certificaron además que era virgen. A Catalina le salió bien la jugada. Tras permanecer un tiempo en varios conventos peruanos, fue enviada de vuelta a España.
Grandes honores
La fama de Catalina viajó más rápido que ella misma a tierras españolas. Así, el mismísimo rey Felipe IV quiso conocerla y oír de primera mano su historia. El monarca español no sólo mantuvo su graduación sino que le permitió que continuara llevando atuendo masculino. Fue Felipe IV quien la bautizó con el nombre con el que pasó a la historia: La monja alférez.
Con su espíritu aventurero, no era extraño que Catalina emprendiera de nuevo viaje, esta vez por el viejo continente. Llegó incluso hasta Roma donde el papa Urbano VIII la recibió y ratificó el permiso del rey español de que vistiera como un hombre.
Catalina terminó sus días en el Nuevo Mundo, en México, a donde viajó en 1630. Allí vivió los últimos 20 años de su vida.
Autora de su propia historia
Una mujer como Catalina, no podía menos que plasmar ella misma su propia vida. No se sabe si de su misma mano o dictada a un tercero, lo cierto es que Catalina dejó para la historia sus propias memorias, La Historia de la monja alférez.
Rebelde, violenta y valiente, Catalina de Erauso pasó a la historia como la Monja Alférez. Sus padres quisieron para ella la tranquila vida de un convento pero ella escogió una existencia de aventuras en el Nuevo Mundo. Su aspecto masculino le permitió a Catalina llevar una vida de soldado y luchador.
Novicia rebelde
Catalina Erauso nació en San Sebastián en 1592. Sus padres, Miguel de Erauso y María Pérez de Gallárraga y Arce internaron en el convento de San Sebastián el Antiguo a Catalina y tres hermanas suyas a muy temprana edad. Pero así como sus otras tres hijas aceptaron con obediencia la decisión paterna, Catalina dio pronto signos de rebeldía.
En 1607, cuando Catalina era una adolescente, participó en una discusión dentro del convento con otra novicia. Además de recibir varios golpes fue recluida en una celda de castigo. La joven tuvo entonces claro que no pasaría el resto de su vida entre aquellos muros y escapó.
Construyendo una identidad masculina
Los años siguientes Catalina vagabundeó por distintas ciudades españolas con una identidad falsa. Vestida de labriego se hacía llamar con distintos nombres masculinos. Su aspecto físico nada femenino así como su porte varonil ayudaron al engaño.
Hacia el Nuevo Mundo
En Sanlúcar de Barrameda embarcó rumbo a América. Después de desempeñar varios oficios se enroló en el ejército español que por aquel entonces participaba en diversas guerras de conquista. Su manejo de las armas y su maestría en el combate le permitió llegar a ostentar el grado de alférez.
Sin embargo, Catalina no dejó nunca de participar en refriegas, conflictos y duelos que la obligaban a no permanecer demasiado tiempo en un lugar determinado por miedo a ser detenida. En un duelo llegó incluso a matar a su propio hermano, Miguel, quien descubrió su parentesco segundos antes de morir.
Finalmente fue detenida en Perú en 1623 tras una de tantas disputas. Declarada culpable y condenada a morir, Catalina decidió entonces desenmarcarase ante el obispo Agustín de Carvajal al que pidió clemencia. Fue entonces cuando tras casi 20 años de vida clandestina se destapó que aquel alférez español pendenciero era una mujer que había sido monja. Unas matronas certificaron además que era virgen. A Catalina le salió bien la jugada. Tras permanecer un tiempo en varios conventos peruanos, fue enviada de vuelta a España.
Grandes honores
La fama de Catalina viajó más rápido que ella misma a tierras españolas. Así, el mismísimo rey Felipe IV quiso conocerla y oír de primera mano su historia. El monarca español no sólo mantuvo su graduación sino que le permitió que continuara llevando atuendo masculino. Fue Felipe IV quien la bautizó con el nombre con el que pasó a la historia: La monja alférez.
Con su espíritu aventurero, no era extraño que Catalina emprendiera de nuevo viaje, esta vez por el viejo continente. Llegó incluso hasta Roma donde el papa Urbano VIII la recibió y ratificó el permiso del rey español de que vistiera como un hombre.
Catalina terminó sus días en el Nuevo Mundo, en México, a donde viajó en 1630. Allí vivió los últimos 20 años de su vida.
Autora de su propia historia
Una mujer como Catalina, no podía menos que plasmar ella misma su propia vida. No se sabe si de su misma mano o dictada a un tercero, lo cierto es que Catalina dejó para la historia sus propias memorias, La Historia de la monja alférez.
Si quieres leer sobre ella
Historia de la monja alférez, Catalina de Erauso
La monja alférez: La juventud travestida de Catalina de Erauso, Ricard de Ibáñez
Damas ilustres en la Historia de España, Vicenta Márquez de la Plata
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Mujeres que vistieron de hombre, Vicenta Márquez de la Plata
Una historia muy interesante la de esta mujer! En donostia tiene una estatua pequeñita.
ResponderEliminarahhh!! que coincidencia, ayer nos vimos allí con tu madre
EliminarUna historia admirable. Una mujer seducida por un tiempo donde sangre y honor eran lo mismo. Una vida incomun pero víctima de su propia vanidad. Espectacular.
ResponderEliminarUna mujer valiente y decidida. Mujeres como èsta hacen que el mundo progrese.
ResponderEliminarestoy leyendo comentarios a favor de esta asesina?
ResponderEliminarEsta mujer como otros hombres llegaron a america, para asesinar a todo el pueblo que ya vivia en america. Esta mujer al igual que muchos otros españoles fueron los que derramaron la sangre originaria, menos mal que pablo neruda no esta leyeno estos comentarios puestos mas arriba.
Si valentia no hay duda que la tuvo, pero...¿ir a matar gente a otro continente , eso hace que el mundo progrese?, que incoherencia por dios. saludos desde argentina.
por favor piensen antes de escribir un comentario
¿Pero Vd. de donde cree que desciende? ¿Cuál es el origen, la población,la cultura, la religión, la lengua, etc de Argentina? A ver si Vd. que los españoles sólo iban a América a asesinar. Los índigenas americanos ya hacían eso entre ellos, eran sanguinarios y canibales. Estudie Vd. y déjese de prejuicios: No juzque a personas de hace 400 años con estándares morales de hoy día.(Aún así, los estándares morales espàñoles y europeos en general eran muy superiores a sus contemporáneos indígenas. Lea Vd. más y no haga demagogia barata. Está hablando de sus antepasados.Los antepasados de los españoles continúan en España.
EliminarJajaja: "No juzgue a personas de hace 400 años con estándares morales de hoy en día", y en la misma línea: "eran sanguinarios y caníbales". Y para el colmo: "Estudie Vd. y déjese de prejuicios" jajajaja.
EliminarQuisiera saber el lygar exacto donde murió puesto que alguna ves leí que fue en el pueblo que vivo cuautlápan xtaczoquitlan Veracrúz cerca de ��aba
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