La duquesa de Europa, Wilhelmine von Sagan (1781-1839)

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Cuando en Europa ha había vivido una revolución que había desmoronado el Antiguo Régimen y todo el viejo continente temblaba ante la llegada de las tropas de Napoleón, el futuro se dilucidaba en una de las muchas posesiones de una duquesa de origen prusiano. Wilhelmine, que así se llamaba, tuvo una azarosa vida privada y una vida pública comprometida con su pueblo. Odiaba abiertamente al Corso y no dudó en apoyar la alianza contra él. De toda su biografía, la relación que mantuvo con Metternich, el artífice del Congreso de Viena, es lo que la hizo famosa.

Katharina Friederike Wilhelmine Benigna nació el 8 de febrero de 1781 en Mitau, una localidad perteneciente al ducado de Curlandia, en la actualidad Lituania. Sus padres fueron el duque de Curlandia, Peter von Biron, y su tercera esposa, Anna Charlotte Dorothea von Medem. Wilhelmine compartió su infancia en Mitau con otros tres hermanos, hijos de su padre con sus anteriores esposas y recibió una exquisita educación.

En 1795 la familia ducal tuvo que dejar Mitau cuando el zar de Rusia obligó a ceder sus posesiones y se trasladaron al ducado de Sagan, en Silesia, adquirido por su padre unos años antes. Wilhermine heredaría este ducado y otras propiedades como el condado de Náchod, en Bohemia.


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Convertida en una joven hermosa e inteligente, Wilhelmine se enamoró perdidamente del general sueco Gustav Armfelt. Gustav, además de ser su tutor y un hombre casado, mantenía una relación con su madre. La pareja, que mantuvo por un tiempo su relación en secreto, tuvo una hija en enero de 1801. El nacimiento de la pequeña Adelaide Gustava Aspasia fue doblemente traumático para Wilhelmine. Además de que el mal parto la dejó incapacitada para volver a concebir de nuevo, se arrepintió toda su vida de haber dado a la niña en adopción a unos familiares de su amante. Este, para intentar concluir su relación dignamente, le buscó a Wilhelmine un marido. El elegido fue el príncipe Luis de Rohan-Guémenée, un noble francés del que se divorció en 1805. El mismo año en el que se casó con otro príncipe, un tal Vasily Troubetzjoy con el que permaneció apenas un año. Su tercer matrimonio, celebrado en 1819 con el príncipe Karl Rudolf von der Schulenburg se alargó hasta 1828, pero también terminó en divorcio. Como Wilhelmine no podía tener hijos naturales, protegió durante toda su vida a un gran número de niñas huérfanas.

Convertida en duquesa de Sagan, Wilhermine fue un alma libre que alternaba sus viajes por media Europa con sus estancias en las distintas posesiones heredades en Viena, Praga, Nachod o Sagan. Fue en la capital vienesa donde su salón se convertiría en centro de encuentro de aristócratas, intelectuales y políticos de su tiempo. Muchos de ellos intentaron conquistar el corazón de la duquesa, y algunos lo consiguieron. El romance más sonado de la duquesa fue sin duda su relación con el príncipe Metternich, ministro del Imperio Austriaco, a quien había conocido en 1801 pero con quien iniciaría su idilio en 1813. Su relación no se ciñó al ámbito estrictamente amoroso pues Wilhelmine llegó a influir en el ánimo de Metternich a quien intentó convencer de llevar a cabo una política antinapoleónica. De hecho, las negociaciones que llevaron a la alianza entre Prusia, Rusia y Austria tuvieron lugar en el castillo de Ratiborice, una de las posesiones de la duquesa. El romance con Metternich finalizó pocos meses después.

La duquesa de Sagan falleció el 29 de noviembre de 1839 en Viena.

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La duquesa de Sagan, Ildefonso Arenas

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