Palabras para sobrevivir, Charlotte Turner Smith (1749-1806)


Wikimedia Commons

Charlotte sufrió un padre irresponsable que dilapidó su fortuna y la casó con un hombre aferrado a una botella que la maltrató física y psicológicamente. Lejos de hundirse, utilizó su talento con las palabras para sacar adelante su numerosa familia. Mujer luchadora, se convirtió a fuerza de mucho esfuerzo y sufrimiento en una de las escritoras más exitosas y admiradas de su tiempo. Charlotte Turner Smith escribió para salvar a su familia del abismo y lo consiguió. Sensibilizada por las injusticias sociales, se sintió profundamente atraída por la Revolución Francesa que le sirvió para ella misma utilizar sus escritos como textos reivindicativos de los derechos de las mujeres.

Charlotte Turner nació el 4 de mayo de 1749 en el seno de una familia acomodada. La mayor de tres hermanos, la infancia feliz de Charlotte terminó cuando su madre, Anna Towers, falleció al dar a luz a su tercer hijo. El padre, Nicholas Turner, cayó en una profunda desesperación y se marchó a vagar por media Europa mientras sus hijos quedaban a cargo de Lucy Towers, tía de los pequeños. Charlotte estudió en una escuela para niñas en Kensington y pronto despertó en ella una gran pasión por la literatura y la poesía. De hecho, con tan sólo seis años, presentó unos versos a una revista femenina que fueron rechazados.

Cuando Nicholas Turner regresó de su periplo europeo, volvió con los bolsillos vacíos. A pesar de que vendió algunas de sus propiedades y se casó con una dama de la alta sociedad, el señor Turner no consiguió el dinero suficiente para saldar todas sus deudas. Mientras tanto, Charlotte continuaba estudiando con un tutor en casa, hasta que, al cumplir los quince años, su padre decidió presentarla en sociedad y buscar un marido adecuado para sus propios intereses. La propia Charlotte diría a propósito de su matrimonio que había sido como una suerte de prostitución legal ejercida por parte de su padre y su marido.

El elegido fue Benjamin Smith, un joven de veintitrés años hijo de uno de los responsables de la Compañía de las Indias Orientales. El joven parecía ser un seguro de vida para Charlotte y su familia pero el negocio le salió mal. Resultó que el joven Benjamin no estaba por la labor de seguir los pasos de su padre. El juego, el alcohol y las mujeres fueron sus compañeros inseparables durante años. Charlotte descubrió también que su marido tenía una larga lista de hijos ilegítimos.

Hasta doce vástagos trajo al mundo una señora Smith maltratada por su esposo y ahogada por sus deudas. Incluso su propio suegro, consciente de la desastrosa vida de su hijo intentó ayudar a Charlotte dejando parte de su herencia directamente a sus nietos, pero el dinero tardó muchas décadas en llegar. Mientras tanto, la señora Smith veía morir a alguno de sus hijos mientras soportaba el maltrato de su marido, alcohólico y jugador.

En 1783, las deudas llevaron a Benjamin Smith a la cárcel. Sorprendentemente, Charlotte, que acababa de dar a luz a su décimo primer hijo, decidió acompañarlo en su condena en la King's Bench Prison de Londres. Su estancia en prisión fue, sin embargo, un punto de inflexión en la vida de Charlotte quien se dio cuenta que podía utilizar su talento como escritora para ganar el dinero suficiente para liberar a su marido. Aunque para algunos pudiera parecer una idea de lo más descabellada, Charlotte publicó una compilación poética y lo hizo firmando con su nombre y no con un pseudónimo que ocultara su condición de mujer.



Elegiac Sonnets, and Other Essays, publicado en junio de 1784, fue un éxito de ventas y un año después se imprimía una segunda edición. El éxito de la obra de Charlotte le permitió pagar las deudas de su marido que fue liberado.

La familia se reencontró y los Smith volvieron a empezar. Pero Benjamin no había aprendido la lección y continuó con sus malas costumbres hasta que, pocos meses después de salir de la cárcel, era perseguido por sus acreedores y por la policía por deudas de juego. En una desesperada huida hacia adelante, cogió a su familia y atravesó el Canal de la Mancha para instalarse en un destartalado castillo en medio de la nada, entre Ruan y Dieppe.

Charlotte había soportado la violencia física de su marido, había visto cómo dilapidaba su fortuna mientras ella intentaba alimentar a sus hijos y ahora se veía atrapada en aquel lugar inhóspito sin un futuro alentador. Dado que las leyes de su tiempo le impedían divorciarse de su marido, algo impensable para una mujer respetable, Charlotte abandonó a su marido y volvió a Inglaterra con sus hijos. Volvía a empezar de cero y de nuevo fueron sus escritos los que salvaron a Charlotte de la pobreza y la desesperación.

En esta ocasión Charlotte escribió una novela con muchos elementos autobiográficos, Emmeline, the Orphan of the Castle, que vio la luz en 1788. Las quinientas copias de la primera edición se vendieron en poco más de seis meses y recibió muy buena acogida entre los críticos literarios.

Después de Emmeline, vinieron otras novelas de éxito como Ethelinde, or the Recluse of the Lake y Celestina. Hasta diez novelas salieron de su pluma. Algunas de ellas no sólo plasmaron su propio sufrimiento sino que fueron textos reivindicativos en favor de las mujeres. Unas reivindicaciones que alimentó durante su estancia en la Francia revolucionaria cuando viajó a París en 1791.

Años después, su postura política en favor de la revolución acabó perjudicando a su carrera literaria y poco a poco las críticas negativas fueron creciendo y las ventas de sus libros menguando. Charlotte intentó cambiar de rumbo y probó con la literatura infantil y con ensayos históricos. Al declive profesional le siguió un deterioro físico que mermó sus capacidades para continuar escribiendo.

En febrero de 1806 fallecía su marido en una cárcel y Charlotte recibió una exigua herencia económica. Pocos meses después, el 28 de octubre de aquel mismo año, la vida de Charlotte Turner Smith también se apagó.

A pesar de que aún se publicó una compilación poética póstuma, la obra de Charlotte fue cayendo en el olvido hasta que, a finales del siglo XX su obra literaria fue rescatada del olvido.

 Si quieres leer sobre ella

Not just Jane, Shelley DeWees

Comentarios