La luz resplandeciente, Matilde de Magdeburgo (Siglo XIII)


By Photo: Andreas Praefcke - Self-photographed, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6855471

Los siglos XII y XIII contemplaron el nacimiento de uno de los movimientos religiosos más originales y controvertidos de la Europa Medieval. Las beguinas no sólo se revelaron contra las órdenes establecidas organizándose en cenobios lejanos a toda regla sino que encontramos entre sus filas los nombres de las místicas más famosas de la cristiandad de aquellos siglos medievales. Matilde de Magdeburgo fue sin duda una de esas místicas beguinas que regaló al mundo de las letras preciosos textos de alabanza al Amor de Dios.

Las visiones de una niña
La fecha del nacimiento de Matilde de Magdeburgo oscila entre 1207 y 1210. Lo que es seguro es que nació en la diócesis de Magdeburgo en el seno de una familia acomodada de la que recibió una buena y exquisita educación.

Con tan sólo 12 años tuvo sus primeras visiones que le llevaron a abandonar a su familia y unirse a las beguinas de Magdeburgo con las que vivió durante 40 años. Matilde trabajó como una beguina más ayudando a pobres y enfermos pero ocultó durante mucho tiempo sus visiones místicas.

La luz resplandeciente de la divinidad
Animada por su confesor, el dominico Henri de Halle, al que comunicó finalmente sus visiones, decidió poner por escrito esas experiencias místicas que llevaba experimentando desde niña. Poesía y narrativa se funden en un precioso libro en el que mediante figuras alegóricas como Amor, Alma o Fidelidad, relata su relación mística con Dios con constantes referencias a su principal inspiración, el Cantar de los cantares.

En la actualidad solamente se conserva un manuscrito en lengua alemánica de La luz resplandeciente de la divinidad, una transcripción del original escrito en bajo alemán, algo totalmente inusual pues la lengua erudita de aquellos tiempos era sin duda el latín. Otras versiones traducidas al latín y pequeñas referencias a la obra de Matilde demuestran que sus escritos tuvieron cierta difusión en los siglos posteriores a su escritura.

El refugio de Helfta
A pesar de su difusión, la obra de Matilde fue criticada no sólo por el hecho de haber sido escrita por una mujer en una lengua vulgar que no era el latín, sino también porque la mística alemana no dudó en criticar en su libro la decadencia del Imperio y de la Iglesia.

Acosada por sus enemigos, Matilde se refugió en el convento de Helfta, allá por el año 1270 donde terminó de escribir su libro. Junto a la abadesa de Helfta, Gertrudis de Hackeborn, su hermana Matilde y otra mujer también llamada Gertrudis, conocida posteriormente como La Grande, la mística alemana pasó sus últimos días inspirando las obras de todas ellas, quienes se convertirían, a su vez, en importantes místicas beguinas.

Matilde de Magdeburgo, quien moriría a una avanzada edad alrededor de 1282, convertiría el convento de Helfta en uno de los centros más famosos del misticismo medieval femenino.

No sólo su obra inmortalizó a Matilde, sino que también se cree que Dante, en su Divina Comedia, le dedicó un pequeño homenaje en el personaje de Matelda.

 Si quieres leer sobre ella

Mujeres trovadoras de Dios, Georgette Epiney-Burgard y Émilie Zum Brunn
Mujeres filósofas en la historia, Ingeborg Gleichauf
Matilde de Magdeburgo, Hildegund Keul

La luz que fluye de la divinidad, Matilde de Magdeburgo

Comentarios

  1. Soc una apassionada de les Beguines, com pots veure a l'entrada que els vaig dedicar al meu blog, però no coneixia aquesta interessant i magnífica dona, que per sort va poder viure molts anys i deixar la seva obra. Gràcies per compartir aquest meravellos ésser humà. Una abraçada!

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  2. Elisenda: ja vaig veure la teva entrada i em va encantar. M'alegro d'haver-te presentat aquesta beguina tan apassionant. Si tens ocasio de fer-te amb el llibre que cito, moltes de les autores que apareixen son beguines. Una abraçada!

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  3. I tant que el buscaré, ara mateix en prenc nota. Gràcies i fins aviat!

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  4. Interesantísimo comentario sobre las beguinas y en concreto sobre esta que hoy nos presentas, Sandra. Al interés de su valor literario, se une, para mí, el aún más interesante hecho de que escribiese ya no en lengua latina, sino en una lengua nacional, lo cual daba mayor difusión a su obra que no iba dirigida sólo a los círculos cultos que conocían latín.
    Enhorabuena por recuperar para nuestro disfrute una figura femenina tan completa.
    Mil bicos, amiga.

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  5. Profedegriego: realmente en aquella época sería toda una osadía que una mujer escribiera y encima no lo hiciera en latín. Como le comenté a Elisenda, la obra que cito os la recomiendo, incluye fragmento de muchas místicas medievales. Besitos

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